Un juego de espacios
El Bayern se limita a la profundidad y el Inter desbloquea por dentro
El Bayern, generoso en la amplitud, ensanchó el campo con Robben. Pretendía el equipo bávaro utilizar las carreras del extremo, exprimir los espacios y la profundidad. Pero se entrecortó la artimaña, sin rematadores libres, con la zaga del Inter abrochada, sin lugar a los espacios. La propuesta neroazzurra era opuesta; jugar por el pasillo interior, con Sneijder como trampolín y enlace con Diego Milito, un ariete que juega como nadie con los espacios. Resultó definitivo.
- Julio César. Frontera infranqueable. Tiene manoplas de hierro y pies salvadores. Desbarató todo el peligro -Olic, Müller y Robben- y transmitió una serenidad absoluta. Un genio.
- Van Buyten y Demichelis. Los kilométricos centrales respondieron casi siempre por arriba y se desajustaron cuando la pelota corría por el suelo y apareció el requiebro. Desastrosos ambos zagueros en el gol, fallaron en el marcaje, en la carrera, en la colocación y en la corrección. La culpa: una simple pared. Demichelis, que amorató el tobillo de Milito, se cargó con una tarjeta y se difuminó. Van Buyten redondeó la actuación, roto en pedazos, tras el recorte del segundo gol de Milito.
- Lucio y Samuel. Unos molinillos, siempre con los brazos de paseo. Lo permitió el colegiado y, abrigados en el área por la solidaridad de los medios centros, desdibujaron con pleno acierto a los arietes adversarios, con la misma rigidez de cintura. Nulos con la pelota controlada.
- Chivu. Calamitoso. Descordado el casco, sudó de lo lindo para atar a Robben. Perdió todas las carreras, recibió una cartulina y, a buen seguro, le dolió la cadera de los recortes que le dedicó el extremo. Le cambiaron.
- Zanetti y Cambiasso. Minimalistas. Con el balón en los pies evitaron todo adorno y se limitaron a sacudírselo de encima, siempre en pases horizontales. En el ejercicio defensivo, sin embargo, se desgastaron sin miramientos, pendientes del corte y las coberturas.
- Schweinsteiger y Van Bommel. Al contrario que sus rivales, lanzaron balones en diagonal a las carreras de Robben pero desatendieron los huecos a sus espaldas, la movilidad de entre líneas de Sneijder. Una rémora penalizadora e irreversible.
- Altintop. Tenía la difícil papeleta de suplir a Ribéry y respondió, hasta el punto de que fijó a Maicon. Desequilibrante, le faltó una pizca de puntería y le sustituyeron por Klose, anulado.
- Sneijder. Catapulta. Desligado de la presión rival y sin exigencias defensivas, jugó a sus anchas sobre el césped. Reinó su parcela y desbloqueó el pasillo interior, protagonista con el balón anudado a la bota. Lanzó al equipo con sus pases, absorbió toda jugada ofensiva interista y suya fue la asistencia del tanto. Lo probó a balón parado y sólo Butt le privó del gol.
- Eto'o. Sin apenas participación en el juego, dio el pase del segundo gol a Milito. Se corona con tres Champions, y dos tripletes consecutivos, tras el obtenido el año anterior con el Barça.
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