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OPINIÓN
Columna
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La vida en serio

Juan Cruz

La vecina Elvira Lindo citó en su columna del último martes unos versos escalofriados de Jaime Gil de Biedma: "De todas las historias de la Historia, sin duda la más triste es la de España, / porque termina mal".

Hay unos versos aún más escalofriados, los de Ángel González, sobre nuestra historia. Nuestra historia, decía el poeta, se parece a la morcilla, se hace con sangre, y se repite.

Toquemos madera, toquemos madera todo el rato, que no está el soneto para bollos. Pero toquemos también, otra vez, a Jaime Gil de Biedma, que ahora vuelve a estar de actualidad por lo que él dice del pasado.

Escribió el poeta: "Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde / como todos los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante".

Cuando vi a Zapatero alzado diciéndoles a los suyos (y a los ajenos, que le escuchaban de medio lado) que la vida va en serio recordé una de sus primeras iniciativas como líder del PSOE (y, entonces, de la oposición). Quiso conmemorar la Constitución con versos, entre otros con los versos de Gil de Biedma. Y no sé si entonces hubiera elegido ese poema.

Entonces la vida no iba tan serio, para él, para otros. Como se ve en la estrategia de la oposición (y ahora él tiene delante a la oposición), parece que la vida va en serio para el que gobierna; los que no gobiernan tienen la receta, y la lanzan con esa jaculatoria tan de las madres (y tan de la oposición): "Mira que te lo tengo dicho".

A esa frase recurrió Rajoy, en una de sus más tétricas interpretaciones de las negruras del futuro. La vida va en serio. Pues sí. Ahora estamos probando la quinina; la quinina actual es un producto global, nace no se sabe dónde y luego lo administra el mercado (como decía aquí mismo Felipe González: el mercado manda más que la democracia, esto es lo grave). El mercado es sangriento, como la morcilla, y se repite. Ahora tenemos el estómago mundial repitiendo una morcilla que nació en Estados Unidos y que se está administrando sin piedad en todo el mundo. Que Barack Obama haya llamado a José Luis Rodríguez Zapatero diciéndole que la vida va en serio se ha tomado por aquí como una novedad. De eso debe haber todos los días: lo que ha hecho Obama es interpretar el mercado, y ha llamado a Zapatero para traducirle.

Las cosas están cambiando, querido Bob Dylan. Y, como leyó un día en una pared de Quito el poeta Jorge Enrique Adoum, cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas. Pero para todos. Ahora he visto, muy aliviado como canario, que el presidente Camps, tan contento de que la vida no le vaya en serio nunca (eso cree él), considera que todos los españoles (los 45 millones, eso dijo), "desde Finisterre hasta el cabo de Gata", saben que él es honorable, honrado, honesto, que no se vende por unos trajes. Hombre, muchas gracias: los canarios (que estamos entre los 45 millones, pero no estamos entre Finisterre y el cabo de Gata) podemos pensar perfectamente lo contrario.

Yo creo que hasta él piensa lo contrario. Piensa lo mismo que Rajoy. Pero Rajoy no lo dice porque él cree, y esto va en serio, que para él aún la vida no va en serio.

Barack Obama saluda a José Luis Rodríguez Zapatero.
Barack Obama saluda a José Luis Rodríguez Zapatero.AP

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