Un espacio urbano para todos
La apertura de bares y locales devuelve la confianza a la plaza de Gabriel Miró de Alicante, antiguo foco de delincuencia y prostitución
"Esto antes era Sodoma y Gomorra, nos amenazaban, había agresiones y robos diarios", recuerdan Lola y Jans, que regentan la cafetería Correos, en la céntrica plaza de Gabriel Miró de Alicante. Pero eso, por fortuna es historia. La apertura de la nueva sede del Colegio de Arquitectos, la iniciativa privada que ha abierto establecimientos y una mayor vigilancia policial han devuelto el brío y esplendor a una plaza modernista con encanto, ubicada a pocos metros del paseo de La Explanada, en pleno centro de Alicante.
En este entorno remozado, los robos y las agresiones eran hasta hace poco una constante. "Un día me robaron un cuchillo de la barra y se apuñalaron en plena calle", recuerda Lola. Anoche, la plaza destiló glamour. La Asociación Pro Discapacitados Psíquicos de Alicante organizó un desfile de moda benéfico en el que el diseñador Manolo Espuch presentó 45 nuevos modelos de la colección primavera-verano. "Trajes a medida de seda natural y con estilo propio", apuntó el diseñador antes del desfile, que congregó a un nutrido grupo de espectadores. El atellier de modisto es un ejemplo de apuesta por la recuperación. "Somos muchos los alicantinos que estamos enamorados de Gabriel Miró, llevo seis años aquí y esto ha cambiado como de la noche al día", dijo.
"Hace años que nadie venía a esta plaza", dice una empresaria
"Ha cambiado como de la noche al día" afirma un vecino
Cuando María Luisa Rivera abrió, hace cinco años, el restaurante La Sastrería sus amigos le decían: "Estás loca, hace años que nadie se acerca a la plaza de las putas", como se llamaba popularmente. "Pero no hice caso, apostamos, luchamos y lo hemos conseguido", aseguraba orgullosa porque en esta tarea ha contado con el aliento de otros empresarios, que como ella, desafiaron al medio y abrieron cafeterías, terrazas, restaurantes, un lujoso establecimiento de cocinas y una tienda de moda, que abrió recientemente.
Los vecinos coinciden en que el problema antes no era tanto la prostitución, como la inseguridad. Sophone Izri es un argelino que desde hace seis años regenta un pequeño local de recargas de móviles y chucherías. "La imagen ha cambiado mucho, entre la policía, los comercios y las actividades del Ayuntamiento esta plaza ahora es segura, tranquila y bonita".
La Asociación de Comerciantes Más que Centro también ha luchado por este objetivo. Su presidenta, Toñi Torregrosa, recuerda que al principio tuvieron que pelear contra la normativa municipal para instalar terrazas. "La presión de vecinos y comerciantes ha sido clave", asegura Torregrosa, que agradece la colaboración del consistorio en las actividades culturales del programa Ven a Miró, con cine, teatro o conciertos al aire libre, o la cobertura de wifi libre para los clientes de la zona.
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