Amenaza árabe de boicot a la cumbre mediterránea
Egipto y Siria advierten que no asistirán si acude Avigdor Lieberman
La conferencia de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Mediterránea, convocada para el 8 de junio en Barcelona, parece correr peligro. Varios países musulmanes, encabezados por Egipto (que copreside la organización) y Siria, amenazan con boicotear la reunión si a ella acude el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, acusado de racismo antiárabe.
El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, que llegó anoche a Israel, tenía previsto abordar hoy el problema con las autoridades israelíes y mañana, en Damasco, con las sirias.
El boicoteo no se dirige contra Israel, cuya delegación estaría presidida por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, sino específicamente contra Lieberman. El ministro israelí dijo ayer que pensaba acudir a la conferencia: "Nosotros no presionamos a nadie y nadie puede decirnos a nosotros qué tipo de delegación debemos enviar; nosotros no boicoteamos, si alguien no quiere venir, es su problema", declaró.
Lieberman, nacido en 1958 en la antigua Unión Soviética y emigrado a Israel en 1978, es fundador y líder del partido ultranacionalista Yisrael Beiteinu (Israel es Nuestro Hogar) y reside en una colonia en los territorios ocupados. Yisrael Beiteinu cuenta con una sólida base de votantes, inmigrantes rusos en su gran mayoría, y es hoy la tercera fuerza en la Kneset, con 15 diputados.
El actual jefe de la diplomacia israelí resulta un personaje extremadamente polémico y desde otros partidos se le acusa de racismo antiárabe. No cree en las negociaciones de paz basadas en el principio de intercambiar paz por territorios y en numerosas ocasiones ha provocado el escándalo con sus declaraciones. En 1998 reclamó que se bombardeara la presa de Asuán como represalia por el apoyo de Egipto a Yasir Arafat; en 2003, después de que Ariel Sharon propusiera una amnistía para 350 presos palestinos, afirmó que "sería mejor ahogar a esos prisioneros en el mar Muerto, ya que se trata del lugar más bajo del planeta"; en 2006 pidió que fueran ejecutados los parlamentarios árabes de la Kneset que hubieran mantenido contactos con Hamás.
Lieberman es objeto de una larga investigación judicial por sospechas de corrupción. Según la policía, recibió millones de shekels de varios empresarios entre 1999 y 2006, a cambio de favorecer como diputado los intereses de los donantes. Lieberman y su partido rechazan que la investigación tenga fundamento y la califican de persecución política.
En 2001 fue condenado por agredir a un niño de 12 años que había golpeado a uno de sus hijos. Lieberman buscó al niño y le dio un puñetazo en la cara; luego lo arrastró hasta la casa donde vivía y advirtió a sus padres que volvería a pegar al crío si se cruzaba en su camino. Lieberman reconoció ante el juez los hechos y fue condenado a pagar una indemnización de 10.000 shekels (unos 2.000 euros) al agredido y una multa de 7.500 shekels.
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