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Reportaje:Final a cuatro de la Euroliga

"Aprendimos la lección de Berlín"

Los jugadores del Barcelona atribuyen su victoria a la defensa y al marcaje sobre Siskauskas

Robert Álvarez

Hace un año en Berlín, el Regal Barça acabó lamentando su incapacidad para frenar a un jugador, el lituano Ramunas Siskauskas, su verdugo entonces en las semifinales. Ayer supieron detenerle y están en la final. El último obstáculo para lograr el título será el Olympiacos que derrotó al Partizan en la otra semifinal por 83-80 tras una prórroga.

En París, los jugadores barcelonistas convinieron que una de las claves para deshacerse del CSKA de Moscú, de nuevo en las semifinales, fue su defensa y la forma en que lograron controlar a la figura del equipo ruso. "Hemos logrado frenar a sus principales hombres para evitar lo que nos pasó en Berlín", afirmó Navarro, el único jugador del equipo que formó parte de la plantilla que ganó en 2003 la única Euroliga del Barça. "El partido ha sido muy duro, tal como esperábamos. Nuestra defensa ha sido muy buena y hemos estado bien en ataque cuando realmente importaba, en la segunda parte", añadió.

El alero lituano, que sumó 29 puntos hace un año frente al Barça, logró 19 ayer
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"Ellos tenían cinco jugadores que anotaban, pero no contaban con jugadores de banquillo como los nuestros, que han ayudado mucho... Y sabíamos que Siskauskas juega muy bien. Lo supimos el año pasado en Berlín y aprendimos la lección", explicó Ricky Rubio, que disputará su primera final de la Euroliga con sólo 19 años. El alero lituano del CSKA sumó 29 puntos en el partido de hace un año con tres triples consecutivos en el último cuarto, mientras que ayer se quedó en 19 puntos, con una serie de 8 canastas en 15 lanzamientos, dos triples incluidos, y sólo un tiro libre. Mickeal, el hombre al que le fue asignado el marcaje de Siskauskas, consideró que la clave fue el ataque del Barcelona en la segunda parte: "Nuestra defensa en la primera parte ha sido fantástica, los hemos dejado en 21 puntos y en la segunda parte hemos impedido que Siskauskas cogiera el ritmo, especialmente en el último cuarto". El técnico azulgrana, Xavi Pascual, sostuvo que el juego fue de una gran calidad a pesar de la baja anotación: "Las defensas han sido brutales. Hubo momentos dramáticos en que hubo que jugar punto por punto, defensa contra defensa; nos encontramos más confortables tras el descanso".

El entrenador del Barcelona subrayó el mérito que suponía vencer al CSKA, un equipo que había estado en las últimas cuatro finales y había ganado dos. "Hablamos mucho sobre ello e insistimos a nuestros jugadores en que el CSKA no iba a ser nunca un equipo contra el que íbamos a poder romper el partido. Para ganar íbamos a tener que jugar cada posesión, cada defensa a lo largo de los 40 minutos. Estamos orgullosos de este nuevo paso, ahora falta el último, porque hemos venido a París a ganar la final. Hemos hecho cosas muy bonitas a lo largo de todo el año, pero ahora lo que importa es ganar la final".

La final de mañana será la séptima en la historia del Barcelona en la máxima competición continental. La primera fue en Ginebra, en 1984, y su verdugo fue el Banco di Roma. Luego perdió dos consecutivas contra el Jugoplastica, las de Zaragoza en 1990 y París en 1991, y otras dos también consecutivas, en 1996 de nuevo en París contra el Panathinaikos, y en 1997 en Roma contra el Olympiacos. El único título lo alcanzó en la final de 2003 en el Palau Sant Jordi ante el Benetton de Treviso después de haber eliminado en las semifinales precisamente al CSKA de Moscú.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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