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El sello BCore celebra en el Apolo 20 años de su "colmado" discográfico

La sala Apolo acoge hasta mañana la celebración del vigésimo aniversario de la compañía discográfica BCore, que, mediante, parte de sus grupos más significativos evidenciará la buena salud de este sello lanzado por Jordi Llansamà en 1990. Desde ahí, Llansamà ha visto cambiar el panorama musical, dentro del cual la supervivencia de su empresa la atribuye al mimo y la proximidad: "Somos como un pequeño colmado que selecciona y mima cada producto en contraposición a la cultura de gran superficie; nos gusta trabajar con gente de nuestro entorno y nuestros artistas tienen voz y voto", argumenta.

Los orígenes del sello se vinculan al punk y al hardcore, estilos en los que ha mostrado un olfato notable fichando a buena parte de las bandas que han destacado en Barcelona, como Standstill y Aina. Pero en los últimos años, el catálogo de BCore se ha nutrido de artistas más pop como María Rodés y The New Raemon. ¿Qué habría pensado Llansamà hace 20 años de artistas como estos? "Lo que hubiera pensado habría sido desastroso porque a los hippies les teníamos muchas ganas; no es que considere que María sea hippy, pero es lo que hubiéramos pensado que era en ese momento: ¡putos hippies!".

Con la misma claridad, responde sobre el efecto de Internet en la música: "Por un lado, se da una enorme invasión tanto de propuestas nefastas como de un buen porcentaje de bandas con calidad. La red hace que haya mucho más de todo, lo difícil es filtrar la información. Por otro lado, esta avalancha de bandas obliga a agudizar el ingenio y el criterio para poder destacar entre la masa. No creo, pues, que los tiempos sean tan malos para la lírica", opina.

En relación con los cambios operados en Barcelona en estos 20 años de vida de BCore, su fundador apunta: "Barcelona es muy ecléctica musicalmente hablando; los que somos un poco mayores sí que hemos sido más sectarios con los géneros; pero creo que el joven de hoy es capaz de escuchar de todo sin inmutarse y no hablo de mestizaje. Y eso es muy positivo".

Los cambios sociales y económicos de estas dos décadas han tenido, según Llansamà, repercusiones notables en el hecho artístico: "Lo primero que ha cambiado es la facilidad que existe hoy para comprarse un instrumento y empezar a ensayar. Y el segundo cambio sustancial ha sido el mayor acceso de la población a la música".

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