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Hallado un cadáver con un ancla al cuello en aguas de Benalmádena

El fallecido estaba envuelto en plástico y carecía de manos y pies

Juana Viúdez

Un barco arrastrero que faenaba en aguas de Benalmádena (Málaga) abrió ayer un nuevo capítulo de la crónica negra de la Costa del Sol: el crimen del hombre con el ancla al cuello. El pescador que manejaba la embarcación desplegó sus redes de mañana y, peinando los fondos marinos, encontró un cadáver que otras personas se habían empleado en ocultar a conciencia. El cuerpo, de un hombre robusto, estaba embalado en plástico blanco y le faltaban las manos y los pies. No tenía ropa, ni objetos personales. En la cara, una bolsa de plástico, y en el cuello, una cadena gruesa y un ancla.

Al descubrirlo avisó a la Guardia Civil, que lo trasladó hasta la Capitanía Marítima del puerto de Benalmádena. A mediodía, el médico forense y un amplio equipo de Policía Judicial examinaban y fotografiaban sus restos con cara de desconcierto.

La forma en la que fue hallado, embalado, desnudo, y con un peso en el cuello, hace pensar que los autores de la muerte sabían cómo esconderlo el máximo tiempo posible y dificultar su identificación.

Sus restos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia. Los forenses tenían previsto realizarle un estudio radiológico para ver si recibió disparos o si tiene alguna prótesis o placa que ayude a identificarle. Mientras tanto, la Guardia Civil coteja en las bases de datos de desaparecidos para ver si sus características encajan con alguno de ellos.

Esta nueva muerte amplía la lista de crímenes que la policía y la Guardia Civil investigan en la Costa del Sol durante el último mes. El pasado 22 de abril, un hombre de 32 años de nacionalidad británica murió apuñalado en su casa de Benalmádena tras una discusión con dos personas que se dieron a la fuga. La principal línea de investigación es un ajuste de cuentas relacionado con el crimen organizado.

La Policía también trata de esclarecer la desaparición de Alla Mefodova, una mujer ucraniana de 36 años que ejercía la prostitución y que fue vista por última vez la madrugada del 6 de abril. Un camarero de Fuengirola, en prisión preventiva, confesó que la había descuartizado y había repartido sus restos en diferentes contenedores de la ciudad. El cadáver aún no ha sido encontrado. Los investigadores han hallado en un paraje de Mijas restos óseos quemados de lo que parece ser una mano y parte de otra. Se están analizando para ver si pertenecen a la mujer. Mientras tanto, continúan las tareas de búsqueda en el vertedero de Casares.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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