Frena el Getafe, respira el Sporting

El aspecto desangelado del Coliseum con sus gradas despobladas, la jornada y el horario poco habituales y el tiempo desapacible son coartadas insuficientes para el lánguido partido de los de Michel. De nuevo confiados. De nuevo entregados a la inercia ante rivales a los que se cree superior. La vuelta del Cata Díaz lejos de echar el candado defensivo, descubrió lagunas irreverentes que evidenciaron los coqueteos del argentino con el parte médico en las últimas fechas. Así llegó el gol de Miguel de las Cuevas, con un zapatazo desde la frontal. Con todo el Getafe descolocado tras una pérdida de balón en la izquierda. Con la defensa mal parada.

Habían avisado Carmelo y Camacho, cándidos en la resolución y repitió llegada De las Cuevas tras su gol. Buen jugador el alicantino. Siempre quedará la duda del vuelo que podría haber alcanzado sin aquella grave lesión de tobillo en el Teresa Herrera de 2006 cuando era jugador del Atlético de Madrid.

El Getafe, picado en el orgullo tras el gol, intentó poner fin a su sesteo pero sólo había un plan: balones a Pedro León. El Sporting se lo aprendió pronto y, comandados por Rivera, los de Preciado siguieron aplicados en desnudar el desorden getafense. Carmelo perdonó la sentencia antes y después del descanso con dos ocasiones clamorosas que rozaron el gol. De nuevo a la espalda del Cata, con Casquero y Boateng toda la noche insuficientes en el achique. Y en estas, cuando el Sporting parecía tenerlo todo controlado, llegó Miguel Torres por banda derecha, puso un centro funcionarial y Soldado lo descolgó con una chilena de manual. Como un fogonazo. Felino y contundente, el delantero, de vuelta tras su lesión, retomaba las sensaciones del arranque de temporada cuando estuvo en el podio de goleadores con 10 goles en las primeras quince jornadas. Cuando aparecía en las quinielas de la Roja peleando la plaza con Llorente, Negredo o Güiza. Ahora lleva 13 pero el Mundial parece lejos.

Y con el empate, al Sporting le entró la congoja. Hace justo un mes los de Preciado parecían salvados a expensas de la certificación matemática y, ahora, el agua ya les llega al cuello. El sesteo viene de lejos con una sola victoria en las últimas once jornadas.

Michel movió fichas y repitió el plan de la épica remontada ante el Sevilla. Manu y Parejo buscaron arreglar un empate insuficiente. Miku se sumó a la artillería. Pero todo fue un quiero y no puedo. Un antiestético ejercicio de irresponsabilidad. A los locales les sirve para seguir en la lucha por las plazas europeas, al Sporting casi le garantiza la permanencia.