Formas
Quisieron sacar provecho de uno de los encuentros habituales que mantiene el presidente Griñan, de manera informal, en los pasillos del Parlamento, durante el pleno de la Cámara y han salido totalmente trasquilados. Los finos estrategas, Miguel Ángel Heredia y Francisco Conejo, tuvieron la ocurrencia de lanzar la especie de que ya se había acordado el candidato para la alcaldía de Málaga en esa improvisada reunión, aunque, decían, que no iban a desvelar su nombre. Pero no les ha podido salir peor la jugada. Han soliviantado a las bases de su propio partido, al poner de manifiesto todo un dedazo que se contradice con los procedimientos y protocolos establecidos por el PSOE para estos efectos. Y más grave ha sido todavía que se haya utilizado descaradamente el nombre del presidente. Tal vez, para ventilar a su favor las disputas surgidas en el seno de esta formación que, por lo que se ve, no es una balsa de aceite, tal y como desde aquí se apuntó erróneamente, desde luego.
Sorprendidos en su travesura, llegaron, incluso, a intentar torpemente eludir responsabilidades y si bien no se atrevieron a culpar a la prensa, como se hace siempre en estos casos, sí apuntaron hacia un miembro del Gobierno andaluz, como el verdadero culpable del desaguisado cometido causando así un mayor asombro y malestar entre sus superiores. Error sobre error. Involucraron al mismo presidente en una decisión que no fue tal, quedando así su figura estrechamente vinculada con una nominación que todavía estaba por determinar. Más tarde, en su maniobra evasiva, implicaron a otro compañero y, por último, demostraban una gran irresponsabilidad al arrastrar en sus movimientos también, a la dirección regional a la que pertenecen, al menos, en el caso de Conejo, secretario de Comunicación del PSOE de Andalucía además de secretario de Organización de los socialistas malagueños. Les pudo más el papel de dirigentes locales pero deben aprender de esta experiencia ya que hay poco margen para el error. Se demuestra con este episodio, que enfrente tienen a un Griñán al que no le tiembla el pulso a la hora de poner las cosas en su sitio por muy desairados que queden algunos.
En fin, un cúmulo de despropósitos cuyas consecuencias están por ver a lo largo de esta semana si se tiene en cuenta que el percance descrito se inscribe en un contexto de enfrentamiento larvado que comienza a dar la cara. Cabe preguntarse si lo ocurrido tiene algo que ver con las nuevas formas de hacer política de las que se quejaba el presidente de la Diputación malagueña, Salvador Pendón.
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