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Talentos

Levantar la viga del arte político

Madrid acoge una ambiciosa muestra del colectivo cubano Los Carpinteros

Iker Seisdedos

Ahí va el mejor consejo acerca de la censura artística que uno puede escuchar en La Habana, ciudad donde, el escritor Juan Villoro lo dice, conviene escuchar: "Puedes jugar todo lo que quieras con la cadena, pero no se te ocurra enredar con el Mono". El primate es, claro, Fidel Castro, el aparato, la gloriosa revolución y esa clase de cosas. Los cubanos Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez forman Los Carpinteros, uno de los colectivos más importantes del pujante arte contemporáneo latinoamericano. Y llevan veinte años jugando con la cadena.

-Es que el mono no nos interesa demasiado. Nuestro discurso trata de los objetos, de la vida, de las cosas que como mucho ha tocado el mono- explicaba ayer Castillo en la galería Ivory Press, de Madrid, donde la pareja inaugura el martes, Drama turquesa, ambiciosa exposición de obra nueva.

-Lo nuestro es como esas películas de sexo light, en las que no se llega a la penetración- repone entre risas Rodríguez-. El comentario político no es nuestro plato fuerte.

Una conversación entre Los carpinteros es la mejor forma de acercarse a su trabajo. Así, en permanente diálogo irónico, artesanal y crítico, trabaja desde principios de los noventa el colectivo, que hasta 2003 fue un trío, completado por Alexandre Arrechea.

Formados en el Instituto Superior de Arte de La Habana y fogueados en los pavorosos tiempos del Periodo Especial, la crisis que asoló la isla tras la caída del comunismo, el grupo recibió el bautismo por azar. "Como trabajábamos con madera, nos empezaron a llamar los carpinteritos", recuerda Castillo. "La primera vez que salimos de Cuba, eso sí que fue impresionante", interviene Rodríguez. "Llegamos a Madrid y nos chocó el frío invierno y el olor a desinfectante del aeropuerto. ¡A eso olía la limpieza!" Con la actitud correcta y desde los márgenes del arte mundial, el colectivo ascendió a su cúspide; su obra figura en la nómina de los principales museos y colecciones del mundo. ¿Un ejemplo? La célebre Daros Latinamerica Collection, donde Los Carpinteros ocupan un lugar privilegiado, como se puede comprobar en la exposición que, feliz coincidencia, ha traído parte de su obra a Madrid (Ciudad Financiera del Banco Santander).

Acaso por esa vocación dialogante, el catálogo de la muestra de Madrid, adonde la pareja se mudó a finales de año, toma la forma de una conversación que repasa los objetos y dibujos expuestos: Una hilera de trajes "comprados en un 2X1 en Zara", colgados y agujereados por el tiro de un bazooka poético; las ondas de una gota turquesa, una partida de pinpón en el que la trayectoria de la pelota se reconstruye con tubos blancos o una gigantesca estructura de madera que es la materialización en madera del viejo boceto de una biblioteca ambulante. Y como un alumno en su primera clase de Derecho Político, tras un recorrido por la exposición, la conclusión a la que se llega que todo en la vida es política.

Solo queda saber, entonces, qué piensa el Mono de Los Carpinteros. "Difícil saberlo. ¡Aunque un amigo nos dijo que en cierta ocasión preguntó por nosotros!".

Dagoberto Rodríguez (izquierda) y Marco Castillo. A la izquierda, una de las obras de la muestra.
Dagoberto Rodríguez (izquierda) y Marco Castillo. A la izquierda, una de las obras de la muestra.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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