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Columna
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50 mujeres

El pasado lunes tuve la oportunidad de asistir al acto de la presentación de un libro del que es autor Román Orozco. Su título, 50 mujeres de vanguardia, y su autor hacían casi imposible que no pudiera dedicar un poco de mi tiempo a esta presentación. De siempre y más en Andalucía, a la mujer le ha costado sobrevivir. La cultura católica y el sistema político preconstitucional no lo hacían posible ni a las mujeres de mi generación ni a otras muchas de generaciones posteriores. En mi memoria aún se encuentran frases que hoy no tendrían sentido. No ya, las de Pilar Primo de Rivera que afirmaba, como se encarga de destacar el autor, que "a la mujer le falta el talento creador del hombre", sino otras que, aun apartándose de esta afirmación, venían a encerrar igual dogma. Era frecuente escuchar en familias de cierto nivel que los niños que "estudien Derecho o Medicina" y las niñas una carrerita. Maestra de escuela les puede ir bien -continuaban en sus explicaciones- de esta forma tiene una paga y el horario les deja tiempo para cuidar a su marido y a sus hijos. Era el pan del cada día. Un pan que llegaba a la universidad y para aquellas mujeres que tenían el privilegio de estudiar una carrera superior, si ésta era la de Derecho, cuando se impartían Derecho Canónico se invitaba a las mujeres a salir de la clase si se iba a tratar la impotencia masculina. Así se destacaba por otra de las protagonistas de este libro. En fin, toda una serie de anécdotas, de realidades que vienen a señalar las dificultades de ser mujer y persona en su total expresión.

Pues bien, y esto es lo verdaderamente importante, a pesar de esta sociedad, a pesar de una cultura y de una época política, las mujeres de este libro rompieron con esta situación. Su inconformismo, su deseo de no seguir aceptando una posición en la sociedad a todas luces injusta y teniéndolo todo en contra salieron adelante como ellas han querido salir. En este sentido, y en muchos otros, como son el afán de superación en condiciones muy desfavorables que les venían incluso de la misma familia, es lo que encierra el auténtico valor de las entrevistas de este libro.

Son un ejemplo. Son un espejo donde mirarse con independencia de que quien miremos seamos hombres o mujeres. De ahí también la importancia de la sociedad y de las leyes que actualmente tenemos en materia de igualdad y de los grupos políticos que las favorecen. Hacen, aun quedando todavía muchos pozos diferenciales, que el camino para las mujeres pase de ser de vanguardia a ser normal en la sociedad. Y en este andar no caben medias tintas ni excusas.

En Andalucía, pese a la crisis, se mantienen las inversiones políticas en materia de igualdad por parte de la Junta. Un acierto, aunque alguna crítica ha recibido su presidente. Se ha dicho por el presidente de la patronal, Santiago Herrero, que la crisis podía hacer que estas inversiones no fueran necesarias en estos momentos. Después ha matizado sus palabras. Bienvenida la matización. Bienvenida, porque con los antecedentes culturales y religiosos que la mujer viene soportando y con una violencia machista que nos sigue alcanzando día a día, realizar inversiones a favor de políticas de igualdad no sólo no debe merecer reproche alguno, sino que debe contar con todo el apoyo de la sociedad y de sus instituciones.

Sin duda, con las nuevas leyes de igualdad, el camino les es más fácil a las mujeres de las nuevas generaciones. Pero, sin duda, también estas leyes no se hubieran dado si las mujeres que se reflejan en el libro no hubieran ido delante de la sociedad exigiendo un cambio en orden a su igualdad. De ahí la importancia de este libro y el mérito de su autor al destacar unas personas que, con independencia de su ideología han sido capaces de salir adelante en una sociedad machista y con unas leyes adversas que han transformado. Y, lo que es mejor, continuando siendo mujeres.

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