El recuerdo sobrevuela Gernika
- Flores y una marcha rememoran el bombardeo de la Legión Condor en 1937 - El acto acogió por vez primera a representantes de Hiroshima y Nagasaki
Las sirenas volvieron a sonar ayer en Gernika, pero nadie corrió por las calles. 73 años después, no lo hacían en señal de alarma, sino a modo de recuerdo. Como cada 26 de abril, la villa vizcaína rememoró el bombardeo por la Legión Condor que en 1937 la puso en el mapa internacional de los horrores tras reducir a cenizas la mayor parte de sus edificios. Decenas de civiles perecieron durante un ataque aéreo que se prolongó tres horas. El cementerio de Zallo fue ayer de nuevo el escenario de un homenaje a todos ellos.
Son menos cada vez quienes pueden lamentarse de haber sufrido en persona el bombardeo. El recuerdo, sin embargo, se mantiene fresco como alerta para no recaer en errores del pasado. En la conmemoración de ayer coincidieron supervivientes de la ofensiva, familiares de algunos fallecidos y una amplia representación institucional encabezada por la presidenta del Parlamento, la popular Arantza Quiroga; la portavoz del Gobierno, Idoia Mendia, y el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao. También asistieron la presidenta de las Juntas Generales del territorio, Ana Madariaga; el alcalde de Gernika, José María Gorroño; el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan María Atutxa, y miembros de la Fundación Ramón Rubial.
Representantes del Ejecutivo, el PNV y el PP acudieron al homenaje
El obispo Iceta destaca el testimonio de perdón surgido de la tragedia
Juntos, pese a sus diferencias, participaron en la ofrenda floral y el posterior responso oficiado por el obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, quien destacó el testimonio "de perdón y reconciliación" surgido de la "muerte, la ruina y el llanto" que causaron aquella tragedia. Acto seguido, abogó por construir la paz y puso a la villa foral como ejemplo en este sentido, al destacar que supone para el mundo un "signo de lo mejor del corazón del hombre".
El tañer de la campana de la iglesia de San Juan poco tenía que ver con el revuelo que la Legión Cóndor alemana levantase hace 73 años. Al acto asistieron un año más representantes del Gobierno germano. En conjunto, el homenaje de ayer tenía un marcado perfil internacional. Por primera vez, abrió sus fronteras con el objetivo de recordar a los muertos en otros históricos bombardeos, como los atómicos de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, que motivaron la rendición japonesa y el final de la Segunda Guerra Mundial.
El obispo de Nagasaki, Mitsuaki Takami, encabezó la nutrida representación japonesa que también se desplazó hasta Gernika para participar en la conmemoración. Lo hizo con una imagen de la llamada Virgen María Bombardeada, dañada por la bomba atómica, que se encuentra expuesta habitualmente en la catedral de dicha ciudad nipona. Ayer pudo contemplarse durante toda la jornada en el Museo de la Paz del municipio, junto a otra talla local que también sobrevivió al ataque de la aviación alemana.
La jornada de homenaje se prolongó hasta caer la oscuridad con una marcha silenciosa que, iluminada sólo con velas, recorrió distintos puntos del casco urbano de Gernika.
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