La falta de consenso pasa factura al sistema educativo valenciano
Los agentes sociales piden un pacto para atajar el 40% de fracaso escolar
"Si en una empresa que fabrica productos, el 40% de las unidades en el mercado están estropeadas; como responsable de producción, te echan". Ésta es la metáfora sobre el porcentaje de fracaso y abandono escolar que padece el sistema educativo valenciano que hace el secretario general de la federación de enseñanza Fete-UGT, Guillermo Martí. Aunque el sistema educativo no se puede medir sólo con datos estadísticos, los conocidos de la primera evaluación global a los alumnos de 4º de Primaria de toda España arrojan un saldo negativo en la cuenta de la Comunidad Valenciana. La nota media de las pruebas sobre las "competencias básicas" que debería haber adquirido un niño de nueve años en Matemáticas, Interacción con el mundo físico, Competencia social y Conocimiento lingüístico dejan al sistema a los pies de los caballos: A la cola de todas las autonomías, sólo por delante de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Las pruebas del Ministerio sitúan a Valencia a la cola de las autonomías
El Consell Jurídic señala que la consejería modifica el decreto estatal
EL PAÍS ha entrevistado a los ponentes que participan hoy en la conferencia de dos días sobre el futuro Pacto por la Educación organizada por el Instituto de Estudios Políticos, que preside Glòria Marcos. Todos coinciden en la "complejidad del análisis" y en que "las políticas basadas en la confrontación y no en el diálogo, pasan factura al sistema".
Albert Sansano, responsable del Área de Política Educativa del STEPV, si bien "relativiza" los resultados, advierte de que: "Aunque sólo son pruebas de adquisición de competencias básicas" -no indicadores que miden el funcionamiento de un sistema- "es muy probable que en el caso valenciano, haya un desajuste entre las competencias básicas que el ministerio ha evaluado y lo que la consejería valenciana ha considerado conocimientos prioritarios".
Sansano recuerda que él y Luis García Trapiello, de CC OO, denunciaron ante el Consejo Escolar Valenciano las "desviaciones" del currículo de Primaria y Secundaria que hacía la consejería, que modifica el 45% del currículo estatal al tener competencias exclusivas.
El informe del Consell Jurídic Consultiu (CJC) de la Generalitat sobre el decreto valenciano de Primaria se queja de que "el contenido del proyecto [de decreto] no en pocas ocasiones recoge, de forma fragmentaria y no muy fiel, preceptos de la legislación estatal y demás normativa de carácter básico". Los servicios jurídicos advierten a la Administración educativa sobre "lo inadecuado de dicha técnica", le "aconsejan" que en "la redacción final se reproduzca fielmente el tenor de las definiciones de las leyes que desarrolla", y la emplazan a "tener en cuenta como referente los criterios de evaluación de las Áreas [del Estado]".
Sansano propone "una reflexión clara sobre qué competencias básicas se espera que el profesorado enseñe y que el alumno aprenda a la hora de participar en estas pruebas".
La secretaria autonómica de Educación, Concha Gómez, concede que con la Ley Orgánica de Educación "se ha pasado de evaluar por objetivos, a evaluar por competencias", por lo que se hace "necesaria una formación del profesorado, que tiene que enseñar esas competencias".
Martí advierte -al margen de las pruebas- de que "la cruda realidad es que cada curso llegan al mercado laboral 16.000 jóvenes sin título de Secundaria". "No hay sólo una causa, sino muchas". Y las resume en "la falta de diálogo y consenso" y "la confrontación educativa permanente con el Gobierno central y los agentes sociales". Además de la "falta endémica de infraestructuras", el "déficit de formación del profesorado" y la "ausencia de evaluación de los programas educativos en marcha".
A los que Trapiello añade "la inestabilidad en la plantilla docente, las elevadas ratios por aula y el déficit de red escolar, que no se ha terminado de construir". "En 1984, en Valencia había menos institutos públicos que en la ciudad de León y seguimos con esa rémora. Aunque se ha avanzado mucho, los informes de Valencia y Alicante confirman la carencia de infraestructuras", remata.
La número dos de la consejería admite que "la inestabilidad de las plantillas es un factor clave" para la calidad. "Estamos ultimando un acuerdo de interinos ", explica, que busca zonificar las plazas para evitar que colegios de comarcas como Alicante o Orihuela tengan tanta inestabilidad. Gómez también minimiza el varapalo de los resultados en los sistemas con dos lenguas oficiales. Y apunta al concepto del "emparrillado cerebral" de Noam Chomsky que celebra que "aprender dos lenguas, facilita un tercer idioma".
En este punto, al menos, coincide con Joan Borja, profesor del Instituto Interuniversitario de la Universidad de Alicante, que defiende otros informes y evaluaciones del Instituto Valenciano de la Calidad Educativa, que demuestran que "el bilingüismo mejora el rendimiento de los alumnos".
Borja plantea que "un análisis de los tres subsistemas valencianos demuestra que los programas de enseñanza en valenciano y los de inmersión lingüística producen resultados óptimos, que las líneas en castellano".
Gemma Piqué, de la Confederación de Padres Gonzalo Anaya atribuye el fracaso escolar al "boicoteo directo de los consejeros del PP a la LOE, como ocurre en el caso del desarrollo de los currículos" o "el rechazo a los portátiles del ministerio". Y, sobre todo, al incumplimiento de sus propios planes, como las guarderías del Plan Valenciano de Empleo para 2011 que todavía no han comenzado.
Los partidos políticos, en general, hablan de "la falta absoluta de interés del consejero de Educación, Alejandro Font de Mora por los temas prioritarios, mientras se gasta tiempo y dinero en implantar Educación para la Ciudadanía en inglés, enseñar chino o imponer uniformes", apunta Josep Maria Pañella, del Bloc.
El informe La Educación que nos imponen, de la ejecutiva socialista valenciana, recoge las carencias apuntadas por los ponentes y responsabiliza al consejero de "la falta de medidas consensuadas para atajar el fracaso escolar", sostiene Pilar Sarrión, responsable de Educación del PSPV.
Para Marga Sanz, de Esquerra Unida, "el fracaso escolar es consecuencia de la apuesta por relegar la escuela pública y primar la privada, que en determinadas zonas abarca ya al 60% de los escolares".
De políticas neoliberales y encuestas
"El sistema educativo valenciano es de una complejidad que no se puede reducir a cuatro cifras. Dentro del mismo, hay escuelas y sujetos a los que les va muy bien y otros a los que les va muy mal", sostiene Jaume Martínez Bonafé, experto en Didáctica y Organización Escolar de la Universitat de València. El problema está en esas diferencias. Hay un "indicador de calidad" que no aparece en las encuestas. Han sido miles de profesores y padres los que se han manifestado para denunciar el deterioro progresivo de la educación pública. "El informe [del ministerio] es un síntoma palpable de la hegemonía de las políticas neoliberales, siguiendo directrices supranacionales de la OCDE, el FMI o el Banco Mundial", apunta Bonafé, "El problema de la educación no es sólo de presupuestos, ni de recursos. Es la actitud moral generalizada de desprecio hacia lo público. Esto no es nuevo. Es el efecto de una política continuada desde hace veinte años. Es necesario revisar a fondo esas políticas neoliberales".
Según el experto en Didáctica, "las evaluaciones se comportan como si las escuelas fueran empresas. Los llamados indicadores de calidad atienden a resultados medibles. Pero el Estado, las autonomías, y la educación pública, deben responder a otras preguntas. Como ya denunciaron algunos claustros valencianos una evaluación dirigida a resultados de aprendizaje no contribuye a la mejora del sistema. Sirve para hacer titulares, publicar informes o, lo que es peor, para clasificar, segregar y excluir a grupos socialmente desfavorecidos. La evaluación, el proceso seguido y los resultados, son una provocación para el profesorado. ¿Se imaginan este procedimiento en otras profesiones? Hay que recuperar los valores radicales de la educación como posibilidad de progreso y regeneración del tejido social. ¿Qué hacen las escuelas para que los jóvenes recuperen el interés por lo que se les propone?".
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