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Reportaje:breakingviews.com | Laboratorio de ideas

El dilema de las cajas españolas

El sector tiene ante sí un difícil proceso de reestructuración

Isidro Fainé, presidente de la mayor caja de ahorros de España, La Caixa, se enfrenta a una tarea abrumadora. Como recién nombrado presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), se espera que guíe a las cajas del país a través de un turbio proceso de reestructuración. La Caixa está en buena forma. Pero algunas otras cajas de ahorro se enfrentan a un agujero de capital y no tienen ninguna manera clara de llenarlo. Las cajas, que poseen la mitad de los activos del sistema financiero español, quieren recapitalizarse sin destruir su modelo. Esto es un auténtico desafío.

Los cálculos de las necesidades de capital varían mucho. Morgan Stanley afirma que las cajas necesitan más de 40.000 millones de euros para rellenar el agujero dejado por los préstamos incobrables y los bajos márgenes. El FMI es más optimista: su peor hipótesis es que necesitan unos 17.000 millones de euros. A más largo plazo, las cajas también tendrán que reforzar sus balances para ajustarse a las nuevas normas del sector bancario mundial.

Su modelo lo hace difícil. Las cajas de ahorro no cotizan en Bolsa y están básicamente controladas por políticos. En la situación actual, las cajas de ahorro sólo pueden emitir acciones sin derecho a voto con muchas limitaciones.

El fondo de rescate de España, de 99.000 millones de euros, puede rellenar el hueco temporalmente mediante la emisión de acciones preferentes, pero éstas son caras y tendrían que ser reembolsadas en un plazo de cinco años, o convertirse en acciones. Las fusiones pueden ayudar a reducir costes, pero eso no resolverá por sí sólo el problema de capital. Muchas cajas de ahorro están planteándose fusiones virtuales, que combinan algunos activos y funciones como las políticas de gestión de riesgos. Pero el Gobierno afirma que el holding de la entidad combinada tiene que convertirse en banco o asumir la estructura legal de la institución que encabeza la fusión, lo que resulta políticamente complicado.

La CECA quiere cambiar la legislación para permitir que las cajas emitan acciones con derecho a voto, pero sólo si los inversores externos poseen menos del 50%. Esto podría atraer a los inversores minoristas, pero no es precisamente una posibilidad atractiva para los inversores institucionales.

Las cajas tienen algunas opciones más, como vender parte de sus participaciones en empresas cotizadas. Sin contar La Caixa, las cajas poseen inversiones en el mercado de valores por valor de 10.000 millones de euros. Pero el mercado de valores está volátil y no todas las inversiones tienen plusvalías. En resumen, no hay una solución mágica: es difícil imaginar cómo pueden las cajas resolver su dilema financiero y a la vez mantener intacto su singular modelo.

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