Movilización contra la impunidad de los crímenes del franquismo
Decenas de miles de personas con fotos de desaparecidos marchan en 21 ciudades españolas y siete extranjeras en apoyo a Garzón
Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en contra del procesamiento del juez Baltasar Garzón por su investigación de los crímenes del franquismo y contra la impunidad de los delitos cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura. En 21 ciudades españolas y siete extranjeras se oyeron gritos de apoyo al juez y críticas al Tribunal Supremo.
En la más multitudinaria, en Madrid, familiares de las víctimas caminaron arropados por muchos artistas y pocos políticos. Entre los primeros, los actores Juan Diego Botto y José Sacristán, el poeta Juan Gelman o el cantante Miguel Ríos; y entre los segundos, Pedro Zerolo (PSOE), Gaspar Llamazares (IU). No acudió ningún miembro del Gobierno. El líder del PP, Mariano Rajoy, calificó la movilización de "campaña brutal y antidemocrática". Al finalizar, se leyó un manifiesto que afirmaba que el proceso a Garzón "ensucia" la memoria de las víctimas.
Muchos de los asistentes a la protesta de Madrid confesaban que no habían acudido nunca a una manifestación. Jamás habían protestado por nada, explicaban ayer ancianos de 80 años.
-"¡España al revés! Corruptos y fascistas juzgan al juez!"
Con una mano sujetando su bastón y otra agarrando la pancarta de la manifestación contra la impunidad de los crímenes del franquismo caminaba Gervasio Puerta, de 88 años. Junto a él, casi en volandas, gritaba con todas sus fuerzas Carmen Arrojo, de 91. "Estoy aquí porque es mi obligación. Hoy me acuerdo mucho de mi compañero fusilado, de mi padre, de mis ocho años huida..."
El recorrido, de la plaza de Cibeles a Sol, se llenó de fotografías de las víctimas del franquismo, en señal de homenaje. De nombres conocidos (Grimau, Companys), de desconocidos y de desaparecidos. En primera fila, Carmen Páez, nieta de un fusilado, lloraba de emoción. "Aún no he encontrado a mi abuelo. Se entregó al terminar la guerra para que dejaran de acosar a mi familia, y le pegaron un tiro en la nuca en un camino de Torrejón. Pero pregunto en todas partes y me dicen que no pueden ayudarme", relata. "Y ahora siento que lo que le pasa a Garzón es por nuestra culpa".
-"¡Es-pe-ran-za! ¡Di-misión!", gritaban cada poco, dirigiéndose a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que el jueves llamó "carcamales" a las personas que se han manifestado en apoyo del juez Garzón.
El secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, aseguró que era una movilización "en defensa de la democracia y de un juez justo". Gaspar Llamazares opinó: "es la justicia española la que está sentada en el banquillo. El futuro de nuestros hijos dependerá del honor que sepamos hacer de la lucha de nuestros abuelos. Si queremos una democracia honrada, tenemos que honrarles a ellos".
-"¡Tapan la Gürtel, atacando a Garzón!"
Fausto Canales, que acudió al juez Garzón con el deseo de exhumar los restos de su padre y su tío, enterrados sin su consentimiento "junto al verdugo", en el Valle de los Caídos, advirtió que las movilizaciones iban a continuar: "Vamos a seguir luchando porque Garzón no se siente en el banquillo y porque no vuelvan a enterrar nuestra causa de los desaparecidos".
El hispanista Ian Gibson, que ha pasado una mala temporada, por la desilusión de no haber encontrado a Lorca en la fosa de Alfacar (Granada), estaba eufórico: "Estoy muy orgulloso de esta manifestación. Siento que es un momento histórico. El mundo entero nos mira por algo bochornoso. En la Guerra Civil se pudieron cometer desmanes desde ambos bandos, pero después aquí hubo un genocidio. Y la gente quiere una investigación, quiere saber la verdad de lo que pasó. Se equivoca la derecha al decir que quieren reabrir heridas porque esas heridas no se cerraron nunca".
Ángel Rojo -"Estaba predestinado", ríe- , presidente de la Asociación de Amigos de los Brigadistas Internacionales, explicaba que los ancianos de otros países que habían venido a combatir en la Guerra Civil le llamaban para preguntarle qué ocurría en España, porque no entienden el proceso contra Garzón: "En sus países es impensable algo así. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben", cuenta. "Los jueces dicen que les faltamos al respeto, pero el respeto hay que ganárselo".
Había mucha gente mayor, pero también muchos jóvenes, algunos de ellos con una pegatina sobre el pecho en la que se leía "nieto". "Yo no tengo familiares represaliados, y tampoco sufrí la dictadura franquista, porque tengo 32 años, pero he venido a protestar por lo que considero una injusticia y para solidarizarme con las víctimas", explicaba César Darío.
- "¡Ni un paso atrás! ¡Esta batalla, la vamos a ganar!"
El actor Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido de la dictadura argentina, calificó la jornada de "éxito desbordante" y argumentó: "Se está hablando de las víctimas del franquismo, de las miles de personas que llevan años mendigando de ministerio en ministerio, de administración en administración, pidiendo información sobre sus familiares desaparecidos. La gente no sabe todo esto. Ahora les ha oído".
En medio de pancartas y retratos de desaparecidos, un hombre disfrazado de Darth Vader llevaba un enorme cartel en el que se leía: "Varela, el lado oscuro sabrá recompensarte".
Las manifestaciones se repitieron en 21 ciudades españolas. A la de Sevilla acudieron la madre y las hermanas del magistrado querellado. En Barcelona, en la que participaron 4.500 personas, intervino el ex fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo: "No ha sido el juez Varela el que ha expulsado a Falange del proceso contra la Garzón, sino la sociedad española con su presión". En la Comunidad de Valencia cerca de 2.000 personas mostraron su solidaridad con Garzón, y en Palma de Mallorca lo hicieron otras 500.
La protesta de Madrid terminó con un manifiesto en el que se decía que el proceso contra Garzón abierto en el Tribunal Supremo "devuelve a la noche oscura de los asesinos".
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