"Es mentira que me borré"
El centrocampista brasileño se justifica en su primer partido tras la eliminación con el Lyon
Kaká marcó el gol que dio la victoria al Madrid y corrió a decir que estaba indignado y que su hazaña valía por mil palabras. "He dicho muchas cosas en el campo", proclamó inexpresivo, con esa mirada tierna que le caracteriza, antes de empezar a enumerar agravios. "Marcar un gol es la mejor sensación que se puede tener y me viene muy bien porque últimamente me he sentido muy triste por las cosas que se han dicho. No es verdad que la última lesión que tuve fuera una pubalgia. Sólo ha sido una contractura en los aductores. Tampoco es verdad que me haya borrado como se ha dicho. Ni es verdad que yo me negara a medicarme retrasando mi recuperación, porque hoy me he medicado para jugar este partido. Además, no es verdad que yo esté pensando en Brasil y en el Mundial. Yo ahora estoy concentrado en el Madrid".
Kaká, que cumplió 28 años esta semana, se convirtió en el héroe imprevisto de la noche. Llevaba inactivo desde que el 10 de marzo, cuando Pellegrini le sustituyó en medio de una pitada en el Bernabéu, contra el Lyon. Aquella noche el público le responsabilizó de la eliminación de la Champions. Desde entonces, el media punta, llamado a ser una pieza clave en el funcionamiento del Madrid, se internó en el gimnasio y en las salas de fisioterapia de Valdebebas. Dijo que se concentraría en aliviar sus problemas físicos. Los médicos le trataron de una inflamación en los músculos aductores para que el problema no desembocara en una pubalgia. Kaká teme que esta dolencia se le dispare y le impida acudir en plenitud de condiciones a la Copa del Mundo de Suráfrica. Hace dos semanas volvió a entrenarse con el resto del equipo. Ayer confirmó que no está completamente sano. "Tengo que continuar trabajando poco a poco porque todavía no he superado del todo mi problema", dijo en La Romareda. "Ahora estoy para jugar sólo unos minutos".
Las previsiones anunciaron una tarde difícil para el Madrid y así fue. Como en 2007, cuando pasó por La Romareda en persecución del Barça de Ronaldinho, el equipo regresó a Zaragoza metido de lleno en la faena del campeonato. La gravedad del encuentro exigía la aparición de los jugadores más desequilibrantes. En 2007 intervino Van Nistelrooy. Ayer las luces enfocaron a Cristiano y él lo supo mejor que nadie. Pero el partido no será recordado por lo que hizo el portugués, a pesar de ser el que dio los dos pases de gol del Madrid. Si el Madrid conquista la Liga los hinchas se acordarán de Raúl y, sobre todo, del gol que valió los tres puntos. El gol que redimió a Kaká.
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