'30 urte eta gero hau'
Recuerdo que el partido más inteligente que ha dado la democracia en Euskadi, Euskadiko Ezkerra (esto es una opinión personal y, sí, no fallan, interesada), hizo en su día una campaña con un eslogan que resumía la frustración inicial de la Transición con un contundente: 40 urte eta gero hau ("40 años para esto"). Euskadiko Ezkerra era un partido inteligente e ingenioso que sirvió, entre otras cosas, para hacer la ITV de los partidos tradicionales, cosquilleando al PNV y al PSE y tocándole algo más que las cosquillas a los abertzales radicales (por favor dejen de llamarles izquierda abertzale porque no he leído en ninguno de sus pronunciamientos nada que suene a la izquierda ni siquiera al izquierdismo, la enfermedad del leninismo que decía Lenin).
Cosquilleó a unos y a otros, impulsó la reforma del nacionalismo y fue participe del Gobierno tripartito de Ardanza, primero con EA y luego con el PSE. Pues bien, por inteligente e ingenioso que fuera su eslogan, visto ahora pertenece a ese periodo antiquísimo en el que algunos siguen instalados (y no hablo sólo de los abertzales radicales, sino de muchos más). Nadie acierta siempre, y en beneficio de Euskadiko Ezkerra habrá que decir que erró menos que el resto. Su problema es que dejaron de votarle, y eso es sagrado, amigo.
El Parlamento vasco cumple hoy 30 años y lo más maravilloso es que nos parece lo más normal del mundo. Seguramente, rememoraremos el anecdotario de la Cámara vasca, elegiremos a los mejores y a los peores, nos divertiremos con los chascarrillos, recordaremos que sobraban asientos porque el PNV siempre pensó que finalmente se incorporaría Navarra. Y cosas así. Todo normal, como cuando tu madre pasa de 81 a 82 años o tu hijo pasa de 23 a 24. "Ya ves, un año más. Es la vida. Es lo que hay". Y lo que hay es un espacio de libertad, a veces aburrido, a menudo previsible, pero el Parlamento, amén de su función pública, soporte auténtico de la democracia, es mucho más que una suma de palabras (aunque a veces lo parezca), una suma de votos (que nunca sorprenden, salvo por error u omisión). Es el menú del día de la vida cotidiana. Y hay cocineros. Es verdad que ahora los fogones no pasan por su momento más excelso, pero hubo un tiempo en el que por esas tribunas anduvieron maîtres interesantes. Digo sólo algunos: Javier Olaberri, por su capacidad para sorprender (difícil arte); Juan María Ollora, por su capacidad para interesar; José Antonio Pastor, por su capacidad para explicar; Enriqueta de Benito, por ser distinta, Fernando Buesa, por su fortaleza argumentaria; José Antonio Ardanza, por su credibilidad; Carlos Garaikoetxea, por su ironía. Ejemplos de más de 700 parlamentarios a los que rindo respeto y admiración, salvo a unos cuantos, a los que ensuciaron sus escaños.
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