Reus pierde el 36% de viajeros en el primer trimestre de 2010
La caída en barrena de la actividad en el aeropuerto de Reus ha disparado viejas alarmas sobre la viabilidad de la terminal en un modelo aeroportuario catalán con cuatro plazas en liza por el mismo pastel. La rentabilidad y el futuro del aeropuerto de Reus pueden quedar en entredicho si se confirma la senda abierta en el primer trimestre del año: el aeródromo recibió 106.803 pasajeros, por los 168.136 registrados en el mismo periodo de 2009; es decir, sufrió una caída de tráfico del 36,5% en lo que va de año pese a que los datos de 2010 computan vuelos derivados de las vacaciones de Semana Santa, lo que no ocurrió en 2009. "La rentabilidad de la terminal no será inmediata y debe interpretarse en términos del valor añadido que aporta al territorio. Pero sí, la caída de tráfico nos preocupa. Más aún la falta de confianza que Ryanair, la única operadora, muestra respecto a la terminal", razona Isaac Sanromà, presidente de la Cambra de Reus y miembro de la junta que gestiona la promoción del aeropuerto.
Las instituciones que aspiran a dotar al aeropuerto de fama internacional coinciden en el doble filo que aporta Ryanair, la empresa de bajo coste que dio alas a la terminal y que la maneja a su antojo. "Es muy difícil negociar con Ryanair. Mantienen sus rutas, como es lícito, sin pararse a pensar lo que le conviene al aeropuerto", advierte Albert Abelló, presidente de la Cámara de Comercio de Tarragona. Ayuntamientos y Diputación consideran que la operadora no le saca todo el jugo a la terminal reusense, a saber: los vuelos nacionales y más destinaciones a países nórdicos, con mayor capacidad adquisitiva.
El problema radica, según Abelló, en el monopolio de facto de Ryanair, que domina la terminal, y la falta de un esfuerzo para abrir mercados intereuropeos que aseguren la rentabilidad del aeropuerto. La terminal cerró el año pasado con un récord agridulce de viajeros: 1,7 millones, el 25% más que el año anterior, y sufrió unas pérdidas de 4,9 millones de euros.
La dirección del aeropuerto subraya que los números rojos derivan de las inversiones dedicadas a la ampliación de la terminal y del garaje, realizadas para acoger a un tráfico que ahora mengua casi por sorpresa. El sector interpreta los números con cautela: el tráfico disminuye a tenor de la crisis y por el efecto de pinza entre la nueva terminal del aeropuerto de Barcelona y la de Girona, cada vez más consolidada como puerta septentrional de entrada a la capital catalana. El primer factor debe entenderse como coyuntural mientras que el segundo, estructural, es el que centra las preocupaciones. "El ajuste económico ha alcanzado al aeropuerto de Reus justo cuando alzab el vuelo", opina Francisco Carnerero, presidente de la Asociación Catalana de Agencias de Viajes. "La terminal está muy focalizada en el territorio y aún no goza del mismo potencial que el aeropuerto de Girona", apunta. La terminal de Girona consolidó los 5,2 millones de pasajeros en 2009. "Aspirábamos a convertirnos en el segundo aeropuerto de Cataluña", lamenta Sanromà. "Ahora confiamos en consolidar la tercera posición".
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