Cataluña, moneda a moneda

Dracmas, denarios, ases, dinares, grosos, pesetas y euros. Diferentes nombres para referirse a los metales acuñados que se han empleado desde hace siglos como medida de cambio por su valor legal y que sustituyeron a las materias utilizadas como trueque por ser perecederas y difíciles de guardar.

Las primeras monedas se acuñaron en el siglo VII antes de cristo en Lidia, una ciudad de costa de la actual Turquía. Se realizaron en electro, una aleación de oro y plata, y en ellas se estampó la imagen de la dinastía a la que pertenecían los reyes de la ciudad: un león. Este esquema se ha mantenido a lo largo de los siglos.

En Cataluña, las colonias de Roses y Empúries, en Girona, fueron las primeras que utilizaron las monedas griegas en sus transacciones comerciales y no tardaron en acuñar sus propias piezas (dracmas de plata), en las que estamparon los símbolos que las identificaban: una rosa y un caballo alado.

Réplicas exactas de estas monedas forman parte de la nueva colección que la edición catalana de EL PAÍS comienza mañana a distribuir y que recorre la historia de Cataluña a través de sus monedas. Con la participación de la Sociedad Catalana de Estudios Numismáticos (filial del Institut d'Estudis Catalans), el diario pone así al alcance de los lectores una colección de las 42 monedas más significativas entre las que circularon en Cataluña entre el siglo IV antes de Cristo y el siglo XX.

Coincidiendo con el día de Sant Jordi, el viernes, con la primera moneda -una estatera acuñada en la isla de Rodas en el siglo IV antes de Cristo- se entregará gratis el primero de los dos libros con la historia detallada y las características de estas monedas, y dos expositores para colocarlas.

De lunes a viernes se podrán adquirir dos nuevas monedas cada día (0,80 euros al comprar EL PAÍS) hasta completar la colección.