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Reportaje:

Las hombreras del cambio

Una exposición recuerda la moda de los ochenta, cuando Galicia pasó de exportar "latas" a marcar tendencia en París

Mientras Madrid se dislocaba los tobillos con Almodóvar gritando "¡Voy a ser mamá!" a la luz de los neones, Galicia rompía la pana a golpe de aguja. Con el publicista ourensano Luis Carballo a la cabeza, gente como Gene Cabaleiro, María Moreira, Adolfo Domínguez, Purificación García, Teresa Ramallal, Roberto Verino o Luis Fortes, entre otros, diseñaban una década efervescente y cuajada de hombreras, brillos, colores flúor, nuevos tejidos y complementos insospechados. El terciopelo azul acariciaba las noches viguesas al ritmo de Golpes Bajos, Siniestro Total o Aerolíneas Federales en unos años, los ochenta, en que Galicia, más allá del telón de grelos, sonaba a vanguardia. El espíritu de aquel movimiento lo ha recogido el grupo de investigación DX7, de la Universidade de Vigo, en Os 80, moda en Galicia. Singularidades, una exposición multidisciplinar que acoge el Pazo da Cultura de Pontevedra hasta el próximo 4 de julio.

Gene Cabaleiro fascinó a Elton John y compartió calle con Gaultier
Los diseñadores se debatían entre los tejidos naturales y el estilo galáctico

La iniciativa parte de la tesis de Cristina Varela que, junto a Silvia García (ambas comisarias de la muestra, doctoras en Belas Artes y profesoras de Estudos de Deseño Textil e Moda de Galicia, Esdemga), hizo una apuesta por trasladar al público el espíritu de un movimiento cuya singularidad recae en su poder colectivo más que en las aportaciones individuales. Se trataba, pues, de ofrecer una exhibición "más pedagógica y creativa", que no recoge prendas de todos los protagonistas de la marca Galicia Moda pero sí transmite el éxito de un movimiento que supo o pudo conjugar la iniciativa privada con el apoyo de las instituciones públicas, apuntalado por la Xunta de Galicia. Un esfuerzo que culmina en febrero de 1986 en París, en un desfile poco tiempo antes impensable, un acto con acento gallego y que había arrancado en las pasarelas de Luar y Luada, con una RTVG aún en pañales.

El testimonio de aquel sueño quedó impreso en el fanzine Tintimán, editado por Javier Moreda, y la revista Galicia Moda, con una tirada "de 30.000 ejemplares", explica Silvia García, iniciativa del publicista Luis Carballo. Las crónicas de Margarida Ledo desde Barcelona comunicaban las últimas creaciones de Luis Fortes, Estrella G, Teresa Ramallal o Purificación García, instalados en la capital catalana. Mientras tanto, Antonio Gala, Antón Reixa, Víctor Freixanes, Suso de Toro, Ouka Lele, Ángel Cerviño, Xurxo Lobato, Vari Caramés o Fernando Franco ilustraban aquellas páginas en el momento en que Galicia pasó de exportar "latas de sardina" a emerger como competencia que había que tener en cuenta en el ámbito de la creatividad.

Hubo quien llegó a compartir calle con Gaultier en plena capital europea de la moda. Gene Cabaleiro abrió tienda en París y fascinó a las celebridades del momento, como Elton John, llevando el concepto artístico hasta sus últimas consecuencias, como prueban los maniquíes esculpidos por manos francesas o los pantalones con alambres. "Yo siempre hice lo que se me puso en el santo y seña", decía. Ese aire fresco que soplaba en el noroeste peninsular sedujo también a Madrid con Miguel Costas y compañía ambientando la sala Rockola mientras el punto de María Moreira y la renovación constante de Cabaleiro fascinaban a Almodóvar.

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El ritmo ochentero de la movida viguesa es otro de los recursos de la exposición, que conjuga los testimonios de sus protagonistas. Germán Coppini (Golpes Bajos), Julián Hernández (Siniestro Total), el poeta de Rompente Manolo Romón, el actor Alfonso Grada o el editor de Tintimán, Javier Moreda, ponen la voz.

Muchas de aquellas empresas se diluyeron con el tiempo, otras son hoy referentes. Dentro del colectivo se apreciaban dos tendencias: una aboga por la recuperación de materiales naturales como el lino, con Adolfo Domínguez con aquello de la arruga es bella como máximo exponente. La otra vertiente está "más ligada a la escena", con tejidos brillantes y significada en el estilo galáctico de Luis Fortes.

De entre los tejidos adamascados, las sedas, los linos, los dibujos geométricos, los pantalones de cintura alta, los abullonados, la rafia, el satén, las faldas de tul o los tops de plumas, destaca un guardapolvo cuyo estampado diseñó Xaime Quesada. La huella de una generación enamorada de la moda juvenil, "que se vestía para salir a la calle" y lo hacía con desenfado. "Se divertían, se teñían el pelo... En este momento puede resultar chocante, dada la situación económica, pero era estimulante", explican; "la creatividad puede ser una salida a la crisis", agrega García. Después de todo, ¿quién mira ya a los ojos de la gente?

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