Hay gente 'pa tó'
Madrid es la gran fábrica de la telebasura nacional. Aquí se crea a esos individuos e individuas que invaden la pequeña pantalla con bochornosos espectáculos. Lo de espectáculo tiene quid. De forma algo asilvestrada, la etimología de "espectáculo" puede que venga del latín spectare (mirar), y del castellano culo (ídem, trasero, nalgas en general). Esas actividades las ejerce la mayoría de la gente a todas horas por la calle de la forma más normal, sin cámaras ni micrófonos ni reporteros de dudosa catadura ni presentadores inefables.
Esos programas no sólo se dedican al culo y a la mierda, sino también al talante escabroso de los genitales y las historias que traen consigo, todo ello tratado de forma notoriamente hortera y cutre.
Ya que tenemos pocos defectos en España, estos tipos están inoculando en la patria el vicio estúpido de intentar saber quién se acuesta con quién, quién pone los cuernos o los deja de poner, quiénes se separan o están a punto de hacerlo, quién repite vestido en diversas comparecencias, cómo lleva a los niños al cole su famosilla mamá... En fin, cosas que apasionan al vulgo y que son conversación perpetua en bares, peluquerías y mercados.
Menos mal que existe el fútbol para olvidarnos de esa forma tan estólida de entender la vida. Madrid no se merece ser la sede de la telebasura nacional. Estos asuntos pueden interferir seriamente en el currículo de una ciudad con brillante pasado histórico y cultural. (21)
Lo más histriónico del caso es que mucha gente, con tal de salir en la tele, son capaces de soltar en el plato historias de vergüenza ajena. ¿Cómo pueden luego ir por la calle ante sus vecinos esas personas, con lo que han soltado por la pantalla? Sin duda, hay gente pa tó.
Cuando Ortega y Gasset fue presentado a Rafael Guerra, Guerrita (otros atribuyen la anécdota a Rafael Gómez, El Gallo), el anfitrión le dijo al torero: "Don José Ortega es catedrático de Metafísica de la Universidad Complutense". Guerrita replicó sin dudar: "Hay gente pa tó".
Siempre habrá, voto a Baco, telebasura, precisamente por eso. Pero que Madrid no sea residuo excremental de la telebasura.
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