Una atalaya bipolar
Paro, deterioro urbano e inseguridad marcan al humilde enclave periférico
Desde un ala se otean las cumbres de Aitana; y desde la opuesta, en días nítidos, se divisa Tabarca. Es la atalaya urbana de Alicante, levantada a finales de los sesenta sobre un montículo cuya cumbre se sitúa a 91 metros de altitud. El barrio Juan XXIII, en la frontera noroeste de la capital, ocupado inicialmente por trabajadores inmigrantes, presenta una doble cara urbanística y, en paralelo, un asimétrica evolución socioeconómica. El enclave más septentrional (llamado Ciudad Elegida) conserva un decoroso aspecto urbano y la máxima preocupación actual de sus vecinos es el paro. El área meridional (el 2º Sector) ha sido presa de un galopante deterioro y los residentes se enfrentan, además del paro, a la inseguridad.
"¿El problema? Los robos y las peleas. Aquí no entran ni los taxistas"
El parque de viviendas de Juan XXIII es diverso: Una urbanización cerrada, con destacadas zonas verdes, conformada por bloques de cuatro pisos, y las torres de 11 alturas de la zona conocida como Los Miradores, conforman Ciudad Elegida. El 2º Sector está compuesto por bloques de tres alturas y una torre de 10 plantas. En estos dos enclaves residen un total de 11.587 vecinos. En la parte baja, junto a las familias obreras y de la etnia gitana, se ha establecido la colonia extranjera, que roza los 3.000 residentes, básicamente magrebíes y rumanos. Las dotaciones no son desdeñables: retén de Policía, centro de salud, cuatro colegios, instituto y una escuela infantil, entre otros.
En Ciudad Elegida, los vecinos mantienen un aceptable entorno urbano y su mayor preocupación es el paro. "Sería necesario extender los cursos de formación y empleo a la zona", señala Manuela Celdrán, presidenta de la asociación de vecinos de esa zona. "Aquí sólo faltan un 24 horas y trabajo", dice José, un joven carpintero.
Los residentes en esta zona, pese a la nomenclatura inicial de Juan XXIII que engloba a sendas áreas, marcan distancias con sus vecinos de abajo. "Esto es Ciudad Elegida, aquí se vive seguro. Los problemas están abajo, en el Bronx", asegura Ana.
El 2º Sector ha evolucionado en sentido opuesto. La irrupción de grupos marginales invadió las viviendas, algunas convertidas en pisos patera. El resultado fue el incremento de la inseguridad ciudadana y el notorio deterioro urbanístico. "¿El problema? Los robos y las peleas. Aquí no quieren entrar ni los taxistas", subraya José Manuel. "Sí hay dotaciones, pero no hay respeto ni urbanidad, la culpa de todo esto la tienen los inmigrantes, que ha entrado a patadas en los pisos y no respetan nada", según María Isabel.
El deterioro del 2º Sector llegó a su punto culminante a finales de los noventa. Ello llevó al Ayuntamiento a poner en marcha en 2001 el Plan de Intervención Integral de los Barrios de la Zona Norte, con el 2º Sector como punta de lanza. Sonia Alegría, concejal delegada de Presidencia, del PP, y coordinadora del programa, distinguido en 2006 por la ONU, resalta los réditos del proyecto. "La iniciativa ha llenado el barrio de programas sociales. En este tiempo se han invertido 18 millones de euros", asevera. Entre esos servicios, destacan el equipo de intervención comunitaria, la casa de oficios, la creación del grupo Jóvenes Solidarios y un centro de convivencia. "Y ahora hemos empezado con la rehabilitación de viviendas, 326 en una primera fase, y la restauración de la calle de Periodista Francisco Bas Mingot", añade.
El PSPV, a través de su responsable de Urbanismo, María Dolores Fernández, discrepa de la tesis de la representante del equipo de gobierno del PP: "El 2º Sector es el exponente del abandono al que el PP ha abocado a los barrios periféricos", dice. "No se ha invertido nada, y las primeras rehabilitaciones de casas han llegado gracias al Plan Zapatero", añade.
La restauración urbanística es, junto a la seguridad y el absentismo escolar, la máxima preocupación del presidente de la asociación de vecinos del 2º Sector, Manuel Medina: "Hay que rehabilitar otro millar de casas. Y es urgente una definitiva coordinación entre el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno en el apartado de la seguridad".
La mejora del transporte, y sobre todo la recuperación de la línea de autobús desde el barrio hasta el Hospital de San Juan, son de las pocas demandas que unen a los vecinos de ambos sectores en el barrio de Juan XXIII.
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