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Crónica:Ciclismo
Crónica
Texto informativo con interpretación

Espartaco golpea de nuevo

Cancellara gana su segunda París-Roubaix con un ataque a 50 kilómetros de la meta

Carlos Arribas

Cuando Fabian Cancellara se impuso hace tres semanas en el GP E3 con un ataque a dos kilómetros de la meta en las narices de Flecha y Boonen, sus rivales pensaron que el domingo siguiente en el Tour de Flandes, el suizo pagaría el derroche; cuando Cancellara ganó en Flandes con un ataque en el Molenberg, a 44 kilómetros de la llegada, en las narices de Boonen, que aguantó a su rueda unos kilómetros más, y Flecha, los demás pensaron que sería imposible que al tremendo panadero de Berna le quedaran fuerzas para la París-Roubaix del domingo siguiente; después de que Cancellara dominara ayer el infierno del norte con un ataque a 50 kilómetros de la llegada en las narices de Flecha y Boonen, una leyenda urbana comenzó a cobrar cuerpo en las severas y oscuras duchas del velódromo de Roubaix, donde los cuerpos castigados por el pavés y la decepción recibían cura de gel y agua caliente: ¿no os habéis fijado en que Cancellara ha cambiado de bicicleta en Flandes y aquí también justo antes de desnudarnos con sus ataques?, se decían, pues lo hacía porque le tenían preparada una bicicleta con un motorcito escondido entre las bielas.

Algunos se reían, otros no se lo tomaban a broma; la mayoría, en todo caso, después de pensarlo un rato bajo el chorro de agua, concluía que no encontraban razón mejor para comprender la aplastante manera en la que Cancellara -uno de los mejores contrarrelojistas de la historia, un hombre de potencia descomunal- ha dominado la temporada de las clásicas flamencas, que terminó ayer con una segunda victoria en la París-Roubaix, cuatro años después de la primera, en la que, después de dejar que Boonen exhibiera inútilmente sus fuerzas en el bosque de Arenberg y en otros tramos lejanos, atacó a su estilo -el corredor conocido como Espartaco por su fortaleza aceleró sin levantar el culo del sillín, sin descomponer la figura- en el asfalto que da entrada al pavés de Mons-en-Pévèle, uno de los más duros. A Boonen, su ataque le cogió mal colocado, a los demás, incluido Flecha, les dejó boquiabiertos; a todos, resignados a pelear por la segunda plaza un día más. "Hay que ser fuerte, sí, para hacer lo que hizo Cancellara, pero, sobre todo, hay que tener valor", dijo Flecha, que terminó tercero después de atacar en el Carrefour de l'Arbre, el tramo que antes de Cancellara era el decisivo. A Flecha le siguió Hushovd, más rápido y más rácano, que le batió fácilmente en el velódromo, donde Flecha, la moral recuperada tras el golpe psicológico que recibió del ataque de Cancellara en Flandes, aplaudió irónicamente el esfuerzo para quedar segundo de su rival, a 2m de Espartaco.

Terminado Flandes, llegan las Ardenas el domingo (Amstel Gold Race), donde entrarán en acción los hombres Tour, los Schleck, Contador y Valverde. Se encontrarán también con Cancellara, quien no oculta su ambición de igualar a Merckx y De Vlaemink y ganar los cinco monumentos (San Remo, Flandes, Roubaix, Lieja y Lombardía). Con la San Remo de 2008 ya lleva tres. Y con sus piernas y pulmones -y su bici motorizada- no debería sufrir para completar los cinco.

Cancellara guía el pelotón por delante de Boonen y Flecha, ayer en el bosque de Arenberg.
Cancellara guía el pelotón por delante de Boonen y Flecha, ayer en el bosque de Arenberg.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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