Con Augusta no se juega
Los golfistas españoles parten como secundarios en el Masters
A estas alturas, cualquiera sabe que con Augusta no se juega, que si uno se mete aunque sea con el sándwich de mostaza del restaurante, lo paga. Así que es fácil comprender que después de soltar el año pasado que Augusta es un campo injusto, muy complicado, una lotería, que a él ni le va ni le viene lo que hagan con él, que ya se apañarán los chicos de la chaqueta verde, Sergio García haya desaparecido de los 12 golfistas elegidos por el Masters para poner cara al torneo que comienza mañana. Por la silla que calentó Tiger Woods el lunes en la sala de prensa pasaron ayer el campeón, el serio argentino Ángel Cabrera, Phil Mickelson, el mismísimo Jack Nicklaus, y hasta dos juveniles, el italiano Manassero y el surcoreano Han, de 16 y 18 años. De los españoles, que parten con el cartel de secundarios, ni rastro.
Sergio García, Miguel Ángel Jiménez y Álvaro Quirós no cuentan en los pronósticos
Sí, Sergio García pidió perdón, pero ha dejado de ser uno de los ojitos derechos del Masters. Sí, cuenta que está más centrado, que llega con la cabeza en su sitio, que afina los cambios con el swing, que un cuarto puesto en el Match Play no es poca cosa (el resto de resultados este curso han sido discretillos)... Claro que con el Masters nunca ha tenido feeling, más bien lo contrario. Ayer curró media jornada, nueve hoyos y entrenamiento del juego corto, y se marchó a visualizar cómo será su 12º Masters. Los mismos lleva Miguel Ángel Jiménez, otro clásico, éste sí puro gancho con la gente. Durante la tanda bromea con los aficionados, como si les pidiera consejo, reparte bolas, monta un show con su caddie por olvidarse el putter, se hace fotos con la tropa, regala un puro... "Y encima, le estoy pegando bien", cuenta el único golfista español que ha mojado este año (torneo de Dubai). Ya se sabe que el campo le viene un poco grande, pero pasito a pasito se ha recorrido.
Otro que se fue hace un año echando pestes del campo, y que ha hecho penitencia de la buena, es Álvaro Quirós. Del "ya no quiero volver más aquí" ha pasado al "soy más maduro". Si en 2009 pensaba que se iba a comer el mundo, ahora ha vuelto a la tierra. La gira asiática (sexto en Dubai, segundo en Qatar) y el sexto lugar en el CA Championship son unas buenas credenciales. "Muy buenas. He cambiado como golfista y como persona, y eso me ayudará este año. Soy más paciente. El año pasado me dejé llevar por lo que no me gustaba en el Masters y no me centré en lo que tenía que hacer, ahora pienso positivo, está todo bajo control. La temporada pasada por estas fechas ya me había agarrado un par de calentones en algún torneo, me dejaba llevar, perdía la paciencia, me ponía nervioso al ver que no conseguía mi objetivo". ¿Algún trabajo psicológico, entonces? "Nada, ha llegado con el tiempo y punto". La serenidad le ha llegado a los 27 años. Su entrenador, Pepín Rivero, hace las veces de psicólogo a este diamante en bruto, un pegador que le va como anillo al dedo a Augusta por la distancia y la rapidez de los greenes. "El primer año tropecé, pero he aprendido", dice, "pero el golf tiene todo que ver con la cabeza".
Pues eso, mientras Tiger sigue repartiendo besos y abrazos por el campo [saldrá mañana junto a su compatriota Matt Kuchar y el surcoreano Choi], el Masters empieza a jugarse en las mentes de los golfistas. Con Augusta no se juega.
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