Demasiadas notas, señor Mozart
'El rapto del serrallo' vuelve al Liceo tras 26 años de ausencia
Se cuenta que tras el estreno de El rapto del serrallo, el 16 de julio de 1782, en el Burgtheater de Viena, el emperador José II le espetó a Mozart: "Demasiadas notas". La anécdota, recogida en el filme de Milos Forman Amadeus y amplificada por el gran éxito que obtuvo la película en la década de 1980, evidencia por qué la contribución del genial compositor de Salzburgo a la ópera alemana, que tanto defendió el emperador, alcanzó la trascendencia que no lograron otros músicos contemporáneos que alimentaron con sus temporales obras el género del Singspiel (equivalente a la zarzuela, con partes cantadas y otras declamadas).
El rapto del serrallo vuelve al teatro del Liceo tras 26 años ausente de la programación. Y regresa con nueve funciones a partir del 12 de abril, con una coproducción de 1999 del teatro de la Monnaie de Bruselas y la Ópera de Francfort dirigida escénicamente por el alemán Christof Loy, que recupera los diálogos originales de la obra, habitualmente cortados o suprimidos en la mayoría de los teatros líricos fuera del área gérmanica. Una producción que la prestigiosa revista alemana Operwelt eligió como el mejor montaje escénico de 2004, aunque la crítica en Bélgica fuera menos entusiasta en su acogida por los extensos diálogos en alemán, que consideró lastrantes. Ahora les toca decidir a los críticos catalanes.
Sea como sea, los mozartianos locales celebran que El rapto del serrallo esté de nuevo en cartel en el Liceo y que en el reparto figure la brillante soprano alemana Diana Damrau, quien debuta en el coliseo de La Rambla. Junto a ella, la también soprano Olga Peretyatko, los tenores Christoph Strehl y Norbert Ernst, el bajo Franz-Josef Selig y el actor berlinés Christoph Quest en el papel hablado del pachá Selim. La dirección musical correrá a cargo del británico Ivor Bolton.
Christof Loy traslada a la actualidad la acción de esta ópera, que narra el secuestro por parte de piratas turcos de Konstanze, una noble española, y sus criados, un hombre y una mujer, que son rescatados por Belmonte, marido de Konstanze, el único que ha logrado escapar del ataque; una historia, la de cristianos cautivos de musulmanes, común en el siglo XVIII, cuando el Imperio Otomano, que llegó hasta las puertas de Viena, había dejado de ser una amenaza.
En su traslación al presente, Loy rehúye politizar la acción y se centra en la psicología de los personajes y la confusión de sus sentimientos bajo cautiverio, que pueden desembocar en el síndrome de Estocolmo, que sufren muchas víctimas de secuestro.
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