La palabra recuperada
"Pero ha pasado el tiempo / y la verdad desagradable asoma: / envejecer, morir / es el único argumento de la obra". Este verso de 'No volveré a ser joven', uno de los poemas más bellos de Jaime Gil de Biedma, da título a El argumento de la obra. Correspondencia, un libro imprescindible que nos abre una nueva perspectiva de lectura. Las más de doscientas cartas seleccionadas, la mayoría inéditas, nos devuelven la palabra del poeta, fallecido hace 20 años, que irradia sobre el conjunto de su obra. Cómo se hace para hacer un buen poema es el principal argumento. A partir de ahora será indisociable de Las personas del verbo (1975), de El pie de la letra (1980) y de Retrato del artista en 1956 (1991). La primera carta es de 1951 y la última del 29 de noviembre de 1989 (murió el 8 de enero de 1990). Más intensas en los años cincuenta, conversa en ellas sobre los principales postulados de su poesía y de la poesía en general, con Carlos Barral, Joan Ferraté, Gabriel Ferrater, con José Ángel Valente, con José Manuel Caballero Bonald, con María Zambrano
El argumento de la obra. Correspondencia (1951-1989)
Jaime Gil de Biedma
Andreu Jaume, editor
Lumen. Barcelona, 2010
493 páginas. 23,90 euros
... Es emocionante poder leer las primeras versiones de sus poemas y el diálogo que sobre ellos mantuvo con sus amigos. En conjunto forman el retrato de una generación, el grupo poético del cincuenta, y de una época.
Como sus poemas o su prosa, Jaime Gil de Biedma (JGB) escribió sus cartas para la posteridad. De la calidad literaria no hace falta hablar, sería imposible otra cosa en JGB. No faltan la ironía y el humor, y esa acerada mordacidad que mostraba de cuando en cuando. En busca de su poema perfecto, supo desde muy joven qué le gustaba y qué no. Con apenas 23 años, rechaza, por ejemplo, la tesis de Carlos Bousoño acerca de que poesía es igual a comunicación. En una carta a Caballero Bonald, hablando de la moda del realismo, que hace dudar al poeta andaluz, le dice: "Mi consejo -nada original- es que te despreocupes de lo que escriben tus contemporáneos y amigos, para buscar orientación en los grandes poetas de otras épocas -y también en los pequeños- cuya obra te parezca inopinadamente afín a la poesía que a ti te gustaría hacer, aquí y ahora. Es lo que he hecho yo en los últimos tiempos con Espronceda, con Byron, con José Hernández y con Baudelaire...". A José Ángel Valente le revela uno de los fundamentos de su poesía, que marca la diferencia entre su primer libro, Compañeros de viaje -"(...) la experiencia de mi desarrollo moral e intelectual"-, y el segundo, Moralidades -"(...) hablaría de los demás y de las cosas más dispares (...)"-. El tipo de poesía que quiere escribir ahora requiere "la conversión del yo que habla en personaje: lo que en ellos está es Jaime Gil de Biedma impersonating Jaime Gil de Biedma". Joan Ferraté fue uno de los escritores con quien más conversó epistolarmente sobre la posibilidad de dejar de escribir. En una carta en abril de 1969, le dice: "Es probable, casi seguro, que no vuelva a escribir poesía en cierto tiempo -y es posible, temo, que no vuelva a escribir-; creo pues que quod decet es prepararme para la otra vida". Vemos en esa correspondencia todas las facetas de Gil de Biedma. La de crítico y la de editor de textos, por ejemplo. En una carta a Carlos Barral, del 29 de agosto de 1956, le sugiere que debe rehacer toda la última parte de 'Mendigo al pie de un cartel', un poema de Metropolitano. En otra posterior, le dice: "Lamento que mis objeciones te tuvieran tres semanas en huelga poética". En cuestión del trabajo de los otros, era generoso pero implacable. Las cartas suelen empezar con un "me ha gustado mucho, pero si tuviera que poner algún reparo...". "Tu deseo de escribir sobre el erotismo en mi obra y ser muy claro al respecto me ha dejado muy preocupado", escribió a Dionisio Cañas cuando éste preparaba una antología en la que iba a hablar explícitamente de la homosexualidad del poeta. Estaba ya muy enfermo. La carta produce enorme congoja pero, afortunadamente, Cañas respetó los deseos de Biedma. En el otro extremo, es hilarante la correspondencia que mantuvo con Jesús Aguirre tras su boda con la duquesa de Alba, en la que con su fino estilo se cachondeaba de los membretes que el duque utilizaba. Aguirre encajó más o menos bien, pues la correspondencia prosiguió.
Las cartas de Gil de Biedma son un regalo que esperábamos desde hace años y la edición que ha hecho Andreu Jaume es magnífica. Desde su estudio Narciso en Calibán, que al igual que la correspondencia se convierte en guía de lectura, Jaume no ofrece una ordenación cronológica y autobiográfica de las cartas, que, como él pretende, pueden leerse como una "memoria intelectual y moral". Traza una semblanza del poeta y de su trayectoria y desmonta buena parte de los mitos y manipulaciones que le han acompañado. De la lectura de El argumento de la obra y de la libertad con que el poeta habla se desprende que no está lejos el día en que se publique su diario de 1978. Ojalá. -
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