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Madrid plantea que Caixa Galicia reduzca su tamaño para la fusión

Sin avances en una nueva reunión de la Xunta con los directivos de las cajas

El Banco de España ha puesto sus propias condiciones para aprobar la fusión que exploran Caixa Galicia y Caixanova. Van más allá del planteamiento que en su día reflejó la Xunta tras la auditoría encargada a la consultora KPMG. Para que el regulador la considere viable, Caixa Galicia tiene necesariamente que soltar lastre, recolocar su activo y ordenar su cartera de empresas participadas. Un requisito para afrontar la operación "paritaria" con Caixanova que ambiciona la Xunta. "Caixa Galicia es mucho más grande, tendrá que hacer más deberes para garantizar el equilibrio financiero de la resultante. Necesita ser más generosa si quiere que Caixanova acepte", aseguran fuentes próximas a la negociación. Desde la entidad de A Coruña insisten en que cualquier acuerdo tiene que ser "equilibrado".

Es la última oportunidad que tienen para llegar a un acuerdo
Sobre la mesa hay un nuevo esqueleto de fusión y nada está cerrado
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Todo está sobre la mesa. A última hora de ayer seguía celebrándose una reunión en la Consellería de Facenda en la que participaban el director de Caixa Galicia, José Luis Méndez, con su adjunto Javier García Paredes y José Luis Pego, director de Caixanova. La conselleira Marta Fernández Currás impulsó el encuentro, igual que lo hizo el sábado al sentar junto a Méndez a Julio Fernández Gayoso. El entorno de Caixanova lanza el mensaje de que la fusión se haría bajo la batuta de su presidente, que desde el primer momento tiene la llave del proceso. "Esta es la última oportunidad que les da el Banco de España para que se entiendan", aseguran fuentes próximas.

Sobre la mesa hay un nuevo esqueleto de fusión en el que Méndez estaría dispuesto a hacer más concesiones sobre las sedes y el peso de cada caja en los órganos de gobierno de la resultante. Pero no hay nada decidido en cuanto a los centros de poder o los equipos directivos que la pilotarían. La variable más importante en este giro de los acontecimientos sigue siendo el Banco de España. Enemigo de las fusiones entre cajas de la misma comunidad autónoma, su cambio de actitud es fruto, según el Partido Popular y otras fuentes financieras, de la presión que está imprimiendo Alberto Núñez Feijóo en Madrid. El presidente aprovechó que en las últimas semanas el debate se enfocaba en la negociación sobre el recurso del Gobierno contra la Lei de Caixas para tejer un acuerdo, consciente que la vía legislativa entraba en un callejón sin salida.

Aunque queda poco tiempo para tomar una decisión. El desenlace, sea cual sea, tendrá que comunicarse antes del 30 de marzo, cuando el Banco de España les exija que presenten sus resultados trimestrales. Ambas entidades afrontan el año con cambios sustanciales en su patrón de negocios. De hecho, en 2009 y por primera vez desde que existe como tal, Caixanova logró superar en beneficio neto a Caixa Galicia, siendo los activos de la segunda mayores en 14.344 millones. La entidad dirigida por José Luis Méndez ganó el año pasado 91 millones de euros, un 60% menos, frente a los 144 millones que logró de beneficio Caixanova, con un retroceso en este caso del 22%. Otro dato indicativo de la tendencia del negocio de ambas entidades pasa por el cierre de oficinas. Caixa Galicia clausuró el año pasado 63 sucursales, por 22 Caixanova. En el último año el índice de morosidad ha crecido un punto en Caixanova y un punto y medio en Caixa Galicia, aunque las dos se sitúan en la media de las cajas españolas.

De activarse un protocolo de fusión, la fase de adelgazamiento para afrontar la integración de negocios será especialmente delicada en la estructura de empresas participadas. Concebida inicialmente para salir a Bolsa, el brazo industrial de Caixa Galicia, su corporación, no ha logrado en estos dos últimos años incorporar accionistas que superen más del 5% de su capital, a lo que suma inversiones que acumulan pérdidas golpeadas por la crisis, como el caso de la maderera Faus, filial de Finsa, con unos números rojos de 40 millones. Sus reservas negativas superan los cinco millones. De hecho, cuatro de cada diez empresas en las que tienen intereses ambas entidades y cuya actividad consolida de una u otra forma en la cuenta de las dos cajas están en pérdidas. A falta de presentar los resultados correspondientes a 2009, de un total de 159 sociedades participadas por las dos cajas que la Xunta quiere fusionar, 65 tuvieron resultados negativos al cierre de 2008, incorporados a los balances de las dos entidades en lo que se entiende como grupo consolidado. Con todo, Caixa Galicia esgrime que el conjunto de su cartera industrial arroja beneficios.

Mañana, ambas entidades celebran consejos ordinarios. Esté o no en el orden del día, las negociaciones van a acapararán el debate.

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