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La Fiesta del Dragón se muda

Las secuelas del temporal obligan a llevar la celebración de Órgiva a Santa Fe

La Fiesta del Dragón que desde hace más de una década congrega a miles de hippies en la Alpujarra granadina para celebrar la llegada de la primavera se ha trasladado este año al centro de la vega, concretamente a las termas de Santa Fe. Es una de las consecuencias de las intensas lluvias de los últimos meses. El paraje de Los Tablones, que hasta ahora acogía esta celebración, está inundado tras desbordarse un río cercano y la fiesta se ha mudado.

No hay convocatoria oficial, pero hasta Santa Fe han llegado personas procedentes de diversos puntos de Europa. "Vimos en Internet cómo estaban Los Tablones y era imposible reunirse allí", explicaba ayer uno de los asistentes a este encuentro, que congrega a herederos del movimiento hippy, pero también a muchos que lo son sólo este fin de semana, a pacifistas, ecologistas, curiosos y otros grupos de difícil catalogación.

Los que iniciaron la fiesta hace años fueron jóvenes del Reino Unido, pero poco a poco se sumaron visitantes de otros países. Muchos prolongaban más allá del fin de semana su estancia en la Alpujarra, y es lo que creen que harán esta vez en Santa Fe los vecinos del municipio. La zona en la que se celebra en esta ocasión la llegada de la primavera está a cuatro kilómetros del núcleo urbano de Santa Fe por lo que no hay quejas de sus habitantes, que sólo temen que se acumule suciedad en el paraje.

El Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno han puesto en marcha un dispositivo con la Policía Local y la Guardia Civil para evitar incidentes e impedir la acampada en el paraje de la Dehesa, que es un espacio contiguo y protegido. Unas 2.000 personas se congregaron en la primera parte del fin de semana y la presencia de la lluvia impidió que esa cifra se incrementara mucho más, según informó ayer el alcalde de Santa Fe, Sergio Bueno.

Pocos puestos típicamente hippies, pero muchos de comida, bebida y otras sustancias propias de este tipo de eventos se repartían por la zona de las termas, en la que estacionaron unos 500 vehículos, entre furgonetas que hacen de casa, caravanas, turismos y motos.

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