Primero te humillo, luego me arrepiento

La Audiencia Provincial de Madrid condenó ayer a dos años de cárcel a Cristian Araque por vejar a un discapacitado psíquico, R. C. A., cuando era menor de edad. El acusado encerró en un camión al joven y después lo dejó atado a un palé con cinta aislante, hasta que otra persona lo soltó.

La fiscalía solicitó en un principio una pena de dos años y seis meses de cárcel por un delito de detención ilegal, pero llegó a un acuerdo con Araque, que reconoció los hechos, y rebajó la petición a dos años, con lo que el acusado no tendrá que ingresar en prisión, pues no tiene antecedentes penales. Los hechos ocurrieron el 10 de julio de 2006, en las instalaciones de una distribuidora de la empresa cervezera Mahou, situada en un polígono industrial de la avenida del Guadalquivir de Getafe.

Según explica la fiscalía en el escrito de acusación, el menor entró en el lugar para pedir una gorra de publicidad. Allí se encontró con Araque, que trabajaba en la fábrica. Cuando el chico le solicitó una gorra, el empleado le respondió con burlas e insultos. Después lo engañó y le indicó que subiese a la parte trasera de un camión a coger el material publicitario. Entonces cerró la puerta y lo dejó atrapado, se puso al volante y "arrancó y frenó bruscamente el vehículo varias veces para asustarlo", según la fiscalía.

El joven pasó 20 minutos dentro del camión, hasta que el agresor decidió bajarlo y continuar con la humillación. El escrito de acusación detalla cómo Araque llevó al menor, que estaba "en un estado de gran nerviosismo", hasta un palé de almacenaje de mercancía y lo ató rodeándolo por el pecho con cinta aislante. Luego se desentendió del chico, que estuvo unos minutos atado, hasta que otro trabajador de la fábrica se dio cuenta de lo que ocurría y lo soltó del palé.

El caso se instruyó en un juzgado de Getafe y se trasladó a la Audiencia Provincial porque la víctima del delito era menor. Según la versión del abogado defensor, una vez iniciado el proceso, Araque "se arrepintió" e indemnizó con 500 euros a la familia del agredido, que retiró su denuncia. La fiscalía se ocupó de seguir con la acusación y pactó con el acusado una pena de dos años a cambio de que reconociese lo sucedido.