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El fiel Eladio se marchó con Baltar

El otrora socialista y azote del caciquismo se rinde ante el PP orensano

La agrupación del PSOE del Ayuntamiento orensano de San Cibrao das Viñas intenta elaborar un duelo urgente para levantar cabeza. El coordinador y portavoz del grupo socialista en ese municipio, Eladio Fernández, dio la campanada el jueves anunciando del brazo de su histórico enemigo, el presidente provincial del PP, José Manuel Baltar Blanco, que se pasaba a sus filas "tremendamente ilusionado".

Un día después, sus compañeros de grupo en San Cibrao hicieron catarsis colectiva y asumieron la decisión de perdonarle la afrenta por su situación de "debilidad personal". Estaban convencidos de que las "malas artes" habían sido realmente las de los Baltar: el padre, presidente de la Diputación, y el hijo, desde enero sucesor del progenitor en la presidencia del PP de Ourense.

No fue capaz de asimilar que sus compañeros le relegaran

La decisión de Eladio Fernández (Punxín, 1958) cayó como una bomba. El hombre siempre dispuesto a cumplir el mandato del secretario general del PSOE gallego, Pachi Vázquez, era de una "fidelidad inquebrantable". Tanto, que Vázquez lo dejó a cargo de la secretaría provincial del partido el año pasado cuando fue proclamado líder de los socialistas gallegos. Claro que lo eligió sólo para una interinidad de un año, hasta el congreso provincial del pasado noviembre, en el que no contaron con él.

Fernández se entusiasmó con el cargo. Aceleró sus constantes denuncias contra la trama urbanística del PP en San Cibrao -municipio limítrofe con la ciudad, sede de tres polígonos industriales y del Parque Tecnolóxico de Galicia-, arremetió contra Baltar padre y denunció a la alcaldesa del PP Elisa Nogueira por beneficiar supuestamente a su marido en la compraventa de terrenos para urbanizar.

El eterno leal afirma ahora que hizo lo que se esperaba de él. Y lo hizo siempre, desde que en las municipales de 1997 obtuvo acta de concejal por su municipio natal de Punxín. De ahí pasó al Ayuntamiento de Ourense con su incorporación en la lista de las municipales de 2003. Y obtuvo escaño. Fue aquel un mandato tenebroso para un PSOE en la oposición, con denuncias de intento de soborno por parte de Baltar padre de concejales socialistas, que acabaron escindiéndose e hirieron de muerte al partido.

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Fernández se mantuvo firme, aunque en las municipales de 2007 el actual alcalde de Ourense, el socialista Francisco Rodríguez, no quiso incorporarlo en su lista.

El fichaje estrella del PP orensano pasó momentos difíciles. Sus compañeros lo estimularon ofreciéndole cargos: el primer puesto en la lista de las municipales a San Cibrao, en donde hasta esta semana fue portavoz del grupo, y acta de diputado provincial. Regresó al placaje urbanístico, pero en noviembre se chocó con la realidad. No contaban con él. El hombre de confianza de Pachi Vázquez no fue capaz de asimilar el mensaje.

Minutos antes del congreso que elegiría a Raúl Fernández secretario provincial del PSOE orensano con el respaldo de Pachi Vázquez y del resto de la organización provincial, el actual dirigente provincial se le acercó para ofrecerle la vicepresidencia de la organización. Aceptó, pero ya nada fue lo mismo. Su tono polémico cesó y apenas se dejaba ver.

Cuando sus compañeros comenzaban a preocuparse, apareció radiante en la sede del PP, del brazo de Baltar Blanco ofreciéndole la misma fidelidad que había tenido con el PSOE. Prometía férrea disciplina en el voto a cambio de un carné de militante de base. Baltar hijo sonreía mientras dejaba hablar al entregado militante.

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