Un doble atentado suicida causa 45 muertos y más de 100 heridos en el este de Pakistán
Un doble atentado suicida, con apenas 15 segundos de intervalo, causó ayer la muerte de 45 personas y dejó más de 100 heridos en la ciudad de Lahore, en el este de Pakistán. El objetivo era un convoy militar. Nueve de los fallecidos eran uniformados; el resto de las víctimas, civiles.
Todo sucedió cerca del mediodía, poco antes de la oración del viernes. Dos atacantes activaron sus explosivos contra vehículos militares en las proximidades de un mercado muy frecuentado en el centro de la ciudad.
Horas más tarde estalló una tercera bomba que volvió a sembrar el pánico en esta ciudad de 10 millones de habitantes, capital de Punjab, y considerada la más próspera y poblada región paquistaní fronteriza con India. La explosión, que se produjo en los alrededores de una comisaría, no causó víctimas mortales, aunque hirió a cuatro personas.
Lahore sufre desde hace un año una escalada de actos terroristas
Desde hace un año, Lahore se ha visto afectada por la misma violencia que sacude al resto de Pakistán. Estos ataques han causado más de 200 muertos y miles de heridos, y dañado gravemente la imagen de Lahore, que ha dejado de ser la ciudad relativamente segura de siempre.
Desde que en marzo de 2009 un grupo de hombres armados atacara el autobús en el que viajaba la selección nacional de críquet de Sri Lanka, en el que murieron siete paquistaníes y resultaron heridos seis miembros del equipo, la capital cultural e intelectual de Pakistán no ha tenido tregua.
El lunes otro ataque suicida causó 13 muertos y, en diciembre, una bomba estalló en un mercado de la ciudad. En aquella ocasión murieron 48 personas.
Si la violencia en Lahore es el barómetro de la estabilidad del país, las señales no son nada positivas. Según las autoridades paquistaníes, el recrudecimiento de la situación se debe a la respuesta que ha provocado en la insurgencia la ofensiva del Ejército contra los talibanes que se refugian en las zonas tribales fronterizas con Afganistán.
Hace un mes el Ejército paquistaní detuvo al máximo jefe militar y número dos de los talibanes afganos, el mulá Abdul Ghani Baradar, en la ciudad de Karachi, al sur del país.
El Gobierno paquistaní, presionado por Estados Unidos, ha intensificado las operaciones antiterroristas y asegura haber debilitado a los grupos de la insurgencia talibán, relacionados con Al Qaeda. Pero estos atentados demuestran que la red islamista sigue teniendo capacidad para golpear dentro de Pakistán.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó ayer los ataques en Lahore. A través de su portavoz reiteró que "ninguna causa puede justificar actos de violencia tan inhumanos".
En 2009 más de 12.000 personas fallecieron en sucesos violentos en este país, según un informe del Instituto de Pakistán de Estudios para la Paz. Una de cada cuatro víctimas falleció a causa de algún acto terrorista.
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