Letanía de la desaparición
Poesía. En apenas un par de meses han aparecido en librerías tres títulos de Chantal Maillard (Bruselas, 1951), con textos en buena medida publicados con anterioridad. Es el caso de Hainuwele y otros poemas, un volumen que recupera el núcleo de su primera escritura, y singularmente Hainuwele (1990), que es para ella su libro "más querido". Estamos ante una poesía que precede a ciertas realizaciones psicobiográficas que cuajarían en Matar a Platón (2004) y en Hilos (2007). Hainuwele concreta el desasimiento de lo propio mediante la entrega sacrificial al Señor de los bosques. En sentido contrario al de la construcción racionalista de una identidad, en la joven que así se inmola, aun sin la inhumación ritual por un coro de danzantes según el mito indonesio, se traslucen los patrones del despojamiento espiritual: "Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer: / un cuenco de agua negra en que mirarse, / la piel recién curtida de un leopardo, / un hijo o un potro amado por los vientos. / Pero yo nada tengo salvo / las huellas de mis pies desnudos / en la tierra". Cuando este desamparo se traduce en palabras, como sucede aquí, se llama poesía. Los "otros poemas" son asimismo producto de un rescate de sus escritos tempranos, recogidos en libros como Poemas a mi muerte, Conjuros y Lógica borrosa, los dos últimos relectura de, o diálogo con, los apuntes diarísticos de Filosofía en los días críticos (2001). El bosque de Hainuwele es el lugar de la inocencia originaria encarnada en los animales (así denominados porque tienen ánima o aire, y también ánimus o espíritu viviente). La sabiduría inconsciente de los animales, tan lejos de la pretenciosa intención humana de organizar el caos, es neutralizada por el hombre, que o bien los masacra o bien asiste impávido a su desaparición. De esto trata La tierra prometida, una letanía lírica enhebrada con muy pocas palabras entre la negación y la duda ("nunca tal vez aún apenas sea posible"), que se engarzan una vez y otra a lo largo del volumen, sólo alteradas por las incrustaciones ocasionales de los nombres de especies animales extintas, en vías de extinción o simplemente amenazadas: ballena boreal, hipopótamo enano, pinzón, ocelote, pelícano ceñudo... Dado que cada especie es la designación abstracta de seres concretos, lo que se nos presenta aquí es un rosario de estelas funerales, cada una de las cuales contiene, por su parte, un cementerio de individuos. Cierra este breve escaparate Cual, que inaugura la colección La Sirena Inestable, del Centro Cultural Generación del 27. Consta este libro-estuche de dos cuadernillos poéticos, una "tesela" con unos versos inscritos, más un DVD que registra a la autora leyendo sus composiciones. También Hainuwele y otros poemas ofrece la posibilidad de ver, y escuchar, a Chantal Maillard dando voz a unos poemas donde ensayó los trazos iniciales de una conciencia intestina que percibe el dolor sin la voluptuosidad de la tristeza y que escribe en el aire el cero de su nada; unos poemas abisales, desvalidos de retórica, que a pocos dejarán indiferentes.
-Poesía. En apenas un par de meses han aparecido en librerías tres títulos de Chantal Maillard (Bruselas, 1951), con textos en buena medida publicados con anterioridad. Es el caso de Hainuwele y otros poemas, un volumen que recupera el núcleo de su primera escritura, y singularmente Hainuwele (1990), que es para ella su libro "más querido". Estamos ante una poesía que precede a ciertas realizaciones psicobiográficas que cuajarían en Matar a Platón (2004) y en Hilos (2007). Hainuwele concreta el desasimiento de lo propio mediante la entrega sacrificial al Señor de los bosques. En sentido contrario al de la construcción racionalista de una identidad, en la joven que así se inmola, aun sin la inhumación ritual por un coro de danzantes según el mito indonesio, se traslucen los patrones del despojamiento espiritual: "Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer: / un cuenco de agua negra en que mirarse, / la piel recién curtida de un leopardo, / un hijo o un potro amado por los vientos. / Pero yo nada tengo salvo / las huellas de mis pies desnudos / en la tierra". Cuando este desamparo se traduce en palabras, como sucede aquí, se llama poesía. Los "otros poemas" son asimismo producto de un rescate de sus escritos tempranos, recogidos en libros como Poemas a mi muerte, Conjuros y Lógica borrosa, los dos últimos relectura de, o diálogo con, los apuntes diarísticos de Filosofía en los días críticos (2001). El bosque de Hainuwele es el lugar de la inocencia originaria encarnada en los animales (así denominados porque tienen ánima o aire, y también ánimus o espíritu viviente). La sabiduría inconsciente de los animales, tan lejos de la pretenciosa intención humana de organizar el caos, es neutralizada por el hombre, que o bien los masacra o bien asiste impávido a su desaparición. De esto trata La tierra prometida, una letanía lírica enhebrada con muy pocas palabras entre la negación y la duda ("nunca tal vez aún apenas sea posible"), que se engarzan una vez y otra a lo largo del volumen, sólo alteradas por las incrustaciones ocasionales de los nombres de especies animales extintas, en vías de extinción o simplemente amenazadas: ballena boreal, hipopótamo enano, pinzón, ocelote, pelícano ceñudo... Dado que cada especie es la designación abstracta de seres concretos, lo que se nos presenta aquí es un rosario de estelas funerales, cada una de las cuales contiene, por su parte, un cementerio de individuos. Cierra este breve escaparate Cual, que inaugura la colección La Sirena Inestable, del Centro Cultural Generación del 27. Consta este libro-estuche de dos cuadernillos poéticos, una "tesela" con unos versos inscritos, más un DVD que registra a la autora leyendo sus composiciones. También Hainuwele y otros poemas ofrece la posibilidad de ver, y escuchar, a Chantal Maillard dando voz a unos poemas donde ensayó los trazos iniciales de una conciencia intestina que percibe el dolor sin la voluptuosidad de la tristeza y que escribe en el aire el cero de su nada; unos poemas abisales, desvalidos de retórica, que a pocos dejarán indiferentes.
Chantal Maillard: Hainuwele y otros poemas. Tusquets. Con un CD. Barcelona, 2009. 240 páginas. 16 euros. La tierra prometida. Milrazones. Barcelona, 2009. 96 páginas. 16 euros. Cual. Centro Cultural Generación del 27. Málaga, 2009. Dos cuadernos y un DVD. 100 páginas. 31,20 euros.Chantal Maillard: Hainuwele y otros poemas. Tusquets. Con un CD. Barcelona, 2009. 240 páginas. 16 euros. La tierra prometida. Milrazones. Barcelona, 2009. 96 páginas. 16 euros. Cual. Centro Cultural Generación del 27. Málaga, 2009. Dos cuadernos y un DVD. 100 páginas. 31,20 euros.
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