La duda de Pellegrini
El técnico medita si arriesgarse con una media ofensiva o prevenirse con el doble pivote
El estilo no sólo precisa de un discurso y una campaña publicitaria. Sobre todo, precisa de jugadores. Mano de obra es lo que le ha hecho falta a Manuel Pellegrini para poder dar al Madrid su toque personal y diferenciarse más de sus predecesores, Juande Ramos y Fabio Capello. Hasta ahora ha logrado construir un equipo sólido y goleador escogiendo lo que le daban, con más prudencia que atrevimiento, pero siempre condicionado por la política deportiva del club, que le llenó la nómina de delanteros y se la dejó medio vacía de centrocampistas. El problema se agrava en el momento más importante de la temporada. Tiene que remontar un 1-0 ante el Lyon para pasar a los cuartos de final de la Liga de Campeones y no puede contar con Xabi Alonso ni Marcelo, sancionados, ni con Guti y Van der Vaart en plena forma porque acaban de salir de sendas lesiones. Pellegrini necesita arriesgarse, en cualquier caso, y, según el entrenamiento de ayer, formará su línea media con Lass por delante de los centrales, Granero y Guti. A Van der Vaart le dejará para la segunda parte, cuando cree que deberá reemplazar a Guti por agotamiento.
"Con Lass y Diarra ganamos por 6-0 al Zaragoza", recuerda el chileno
"No necesitamos una remontada épica. No tenemos que salir a la desesperada"
Pellegrini siempre ha jugado con dos volantes con mucha marca. En el Villarreal ponía a Senna y Bruno o a Senna y Eguren. En el Madrid también lo ha hecho, pero el partido contra el Lyon exige otro guión. Él lo sabe, aunque su discurso resultó ayer ambiguo: "No va a ser un partido fácil, pero tampoco necesitamos una remontada épica. No tenemos que dar la vuelta a un 2-0 ni a un 3-0, sino a un 1-0. No tenemos que salir a la desesperada. Y estoy seguro de que vamos a pasar a los cuartos".
A Pellegrini, técnico conservador, las opciones desesperadas se le antojan una cosa muy desagradable. Preferiría no tener tantas presiones externas, tanto poder fáctico y tanta prensa reclamándole un poco más de osadía. Tal vez, si nadie le juzgase por dejarse llevar por los impulsos, pondría un doble pivote. Ayer se mostró desafiante: "Es verdad que no tenemos a Xabi y que él es un jugador muy importante para nosotros. Pero el equipo jugará a un gran nivel con el que le sustituya. La última vez que no jugó Xabi, contra el Zaragoza, jugamos con Diarra y con Lass y ganamos por 6-0".
La política deportiva del Madrid es tan retorcida que obra lo impensable. Pellegrini, defensor de los valores estéticos del fútbol, ha terminado por ensalzar a Diarra y Lass, fichajes fundamentales de Capello y Juande. Les quiere casi tanto como les querían sus antecesores, gente pragmática ante todo, confesos resultadistas, defensores de la estadística por la estadística.
A Pellegrini le ha dolido que le digan que, por los centrocampistas que elige, da la impresión de ser un entrenador tacaño con la afición. Ayer defendió sus decisiones con vehemencia. "Con Xabi, que no es precisamente un volante defensivo, Lass y Marcelo, la prensa dijo que en el Camp Nou y en Mestalla hicimos los mejores partidos de la temporada", declaró. Omite la victoria en Riazor, donde el Madrid desplegó su mejor fútbol con Xabi, Guti y Granero. Da tantas explicaciones para argumentar la elección de dos mediocentros que da la impresión de sentirse culpable por algo. Comedido por naturaleza, nunca se ha escudado en que le faltan especialistas. Ha evitado decir que los dirigentes no respetaron su deseo de mantener a Sneijder en la plantilla como pidió públicamente. A diferencia de Schuster, Capello y Juande, Pellegrini no ha justificado sus actuaciones en los aciertos o desaciertos de la política deportiva del club. Ha asumido él solo la responsabilidad. Y, si hoy el Madrid queda eliminado, es poco probable que el club haga algo por evitar que le consideren el principal culpable.
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