Pellegrini, antes y después del Pizjuán
El Madrid recibe al Sevilla muy cambiado desde su derrota en la ida, tras la que su técnico blindó la defensa
El 4 de octubre del año pasado Manuel Pellegrini debió hacer frente al primero de una serie de problemas que pondrían en tela de juicio su capacidad para dirigir al Madrid. Ese día en el Sánchez Pizjuán el Madrid perdió 2-1. La derrota fue traumática para un equipo inflado de figuras. Como dijo el director deportivo madridista, Miguel Pardeza: "Ese partido nos enseñó la existencia del otro".
Esta noche en el Bernabéu el Sevilla vuelve a medirse al Madrid. Han pasado cinco meses desde el choque de la ida y el Madrid se ha transformado en todas sus líneas. En Sevilla el líder de la defensa fue Pepe, el conductor Guti, y la pareja de ataque Raúl y Benzema. Hoy Raúl se resigna al banquillo y asume que su carrera se encamina a la recta final. Pepe se perderá la temporada por lesión. Guti ha sido desplazado a un lugar secundario. Benzema sufre una pubalgia y Gonzalo Higuaín se ha ganado la titularidad porque es el goleador y el potencial pichichi.
"Antes cada uno se preocupaba más de su actuación individual", dicen en el vestuario
Los cambios reflejan la actividad de Pellegrini, que desde la derrota en Sevilla no ha parado de tomar decisiones. Lo ha hecho a su manera. Con cautela y mucho cálculo. Él dice que inspirado por el esquema que aprendió en la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Católica de Chile. "La ingeniería me ha servido mucho para esta profesión", dice; "porque enseña a tener un orden mental, y a enfocar los distintos problemas con una secuencia lógica y un orden prioritario".
Como si construyera un edificio, Pellegrini ha empezado por los cimientos. En el club están convencidos de que "su gran obra es la defensa". Después de la visita al Sánchez Pizjuán el Madrid nunca ha vuelto a sufrir tanto atrás. Todos los jugadores coinciden. Sobre todo los zagueros. Sergio Ramos lo nota: "Con Lass, Xabi y Granero en el medio campo hemos ganado mucha seguridad en defensa".
Xabi es el jugador más utilizado por Pellegrini pero nunca le ha dejado solo en el eje. Lass es el muro de carga del equipo. Pellegrini emplea a Lass porque está convencido de que su prioridad no es tanto la circulación de la pelota como meter el cerrojo cuando el equipo la pierde. Es conservador. Sus cálculos le recomiendan que no arriesgue. Mucho menos hoy contra Navas, Perotti, Luis Fabiano, Kanouté y Negredo.
El partido contra el Sevilla llega a las puertas de una semana decisiva. Despejará el estado del equipo para pelear la Liga y la Champions y consolidará o debilitará la figura de un entrenador que ha vivido cuestionado en todos los escenarios menos en su propio vestuario. En las últimas semanas los jugadores se han mostrado más próximos a Pellegrini que nunca. Los futbolistas se encuentran cómodos con un entrenador que, lejos de presentarse como un líder carismático, ha escogido interpretar un papel de reparto. Ayer le preguntaron si, como Guardiola, recurría a las películas para estimular a sus jugadores. El chileno respondió sin glamour: "Con los jugadores charlamos mucho... Películas todavía no tenemos".
A sus futbolistas, Pellegrini les da libertad para tomar iniciativas. Ha hecho que la plantilla se sienta partícipe de la empresa. No tiene detractores y ha logrado que todos respondan a un nivel importante. Empezando por Marcelo, el hombre que hace cinco meses salió del Sánchez Pizjuán como la gran víctima de la derrota. Destrozado por Navas, el lateral izquierdo parecía irrecuperable. No sólo se ha recobrado. Ha jugado tan bien como interior y como defensa que el Madrid le ha renovado el contrato. Marcelo se lo debe al cambio que ha experimentado el equipo. Como dicen en el vestuario: "Al principio cada uno estaba más preocupado de su actuación individual. Unos defendían y los otros miraban. Ahora hay más conciencia de equipo".
El Madrid de hoy no tendrá mucho que ver con el de octubre. El Pellegrini de hoy, tampoco. Uno de sus mayores éxitos fue gestionar el fracaso del Sánchez Pizjuán, antesala del Alcorconazo. Hoy la hinchada empezará a descubrir si ante sí tiene el germen de algo grande o éste será otro año de transición.
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