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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Armstrong termina entero

El estadounidense disfruta con el viento en la primera etapa de la Vuelta a Murcia

Carlos Arribas

Alberto Contador es de Pinto (Madrid) y allí vive cuando no está disputando carreras. Cuando está en Europa, a Lance Armstrong le gusta vivir en la región de Niza, en el Mediterráneo francés. Pero, a la hora de competir, las cosas cambian. A Contador no se le puede ver esta semana en Murcia, más cerca de su casa, donde sí que ha empezado a correr Armstrong, mientras que el madrileño será desde el domingo la estrella de la París-Niza, que termina una semana después en la ciudad francesa tan cara a Armstrong.

Y esto es así desde siempre. No es una novedad de este 2010 en el que los calendarios de ambos se complementan sin superponerse hasta, previsiblemente, el Tour, en julio. Mientras Contador es un enamorado de la París-Niza, prueba que descubrió ya en 2004, a los 21 años, y a la que sólo faltó en 2008, cuando la organización no le permitió defender la victoria de 2007, el ciclista tejano no la completa desde hace 11 años, antes de ganar el primero de sus siete Tours, mientras que la de esta temporada será su cuarta participación en la ronda murciana desde que empezó a ganar el Tour, la primera desde su regreso después de tres años retirado.

Al terminar ayer íntegro, sin fracturas, pudiendo twittear sus novedades con ambas manos, la primera etapa de la Vuelta a Murcia, Armstrong pudo darse el gusto de completar un recorrido en suelo español por primera vez desde hace seis años. El año pasado, su primer y último día en España, y con Contador, salvo en el Tour, acabó, víctima de la tensión y la estrechez de la carretera, en una cuneta descarnada de los montes Torozos con una clavícula rota, lo que le permitió, al menos, entrar en la historia, con monumento incluido, de Antigüedad, pequeño pueblo palentino.

"Este año es diferente", dijo antes de la etapa Johan Bruyneel, su director; "el año pasado volvía a descubrir lo que era ser corredor mientras que éste es un corredor que empieza una temporada más".

Un corredor que ayer disfrutó en una cálida y ventosa jornada murciana manejando el pelotón en unos vistosos abanicos por San Pedro del Pinatar al frente del RadioShack, su nuevo equipo. Quizá no disfrutaba tanto desde el día del Tour en el que organizó un corte durante el huracán de la Camarga en la Grande Motte. Ganó el sprint además, su amigo surafricano Robert Hunter.

Mientras el Tour sí que quería ganarlo, en Murcia, su segunda carrera del año, no aspira a tanto el estadounidense. El análisis de 2009 le llevó a la conclusión de que, mientras en la montaña lo tendrá muy complicado para seguir a Contador, en las contrarreloj, en las que también cedió ante el español, tiene derecho a pensar que puede mejorar. Este año se ha entrenado más con la cabra y la contrarreloj de 22 kilómetros del sábado será el primer día en que ponga a prueba su mejora. "Pero el favorito es Wiggins", escribió en su twitter Armstrong. Esta vez, con las dos manos; esta vez, hablando de ciclismo y de un rival, no del número de tornillos que deberían ponerle para empalmarle la clavícula.

Armstrong, con Wiggins a su derecha, en la salida de la etapa de ayer en Murcia.
Armstrong, con Wiggins a su derecha, en la salida de la etapa de ayer en Murcia.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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