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Reportaje:

125 años en torno a la bobal

Bodegas Vicente Gandia celebra su aniversario con acciones solidarias en África y una decidida apuesta por la marca

"Nos ha costado 125 años domesticar la bobal", exageró Javier Gandia, representante de la cuarta generación de la empresa familiar que fundó Vicente Gandia Pla en 1885, cuando anunció ayer el inminente lanzamiento de un nuevo vino elaborado al 100% a partir de la variedad autóctona de Utiel-Requena. La empresa ha girado 125 años en torno a la bobal, pero el esfuerzo por domesticarla arranca de la tercera generación, tal como explicó José María Gandia, padre de Javier y actual presidente de la firma.

José María Gandia recordó que el abuelo era peón agrícola en la Vall d'Albaida. Se trasladó a Valencia y se empleó como mozo de una bodega. Su talento comercial, que todavía inspira a su saga, le convirtió en intermediario de la empresa hasta que aprovechó sus contactos para fundar su propia bodega hace 125 años en el barrio marítimo. "Entonces había que trasladar las barricas de 600 litros a caballo", apuntó su nieto.

"Ceremonia es el primer vino valenciano de prestigio"
"Estás loco, me decía mi padre, vender vino en botella"

La segunda generación pasó los peores tiempos. "La crisis de los treinta, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, la posguerra en España y en Europa... Hubo un año, 1957, en que Francia se quedó sin cosecha y vivimos un pequeño boom", relató José María Gandia, quien se incorporó a la empresa "a mediados de los sesenta".

"En ese momento estábamos en quiebra". José María vendió los graneles de Bodegas Gandia por todo el mundo. África era un mercado virgen y allí se fueron. Distribuían su producto en Senegal, Burkina Faso, Togo...

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José María Gandia empezó a embotellar vino en los años setenta. "Estás loco, me decía mi padre, vender vino en botella". Hoy se puede comprar Castillo de Liria en Japón, Noruega, Suráfrica o Estados Unidos. Y los nuevos recursos permitieron la compra de Hoya de Cadenas, la primera gran finca de la familia, montada con la mejor tecnología y capaz de albergar 15.000 barricas. "Entonces pudimos hacer crianzas y reservas". Entonces empezaron a domesticar la bobal, que constituye el 85% del vino Hoya de Cadenas o el 60% de Ceremonia, "el primer vino valenciano de prestigio", sentenció José María.

Su hijo Javier explicó cómo la bodega participa en el proyecto de Seed Foundation para mejorar cultivos en Burkina Faso o plantar arroz valenciano en Senegal -"tenemos una deuda con África"-. Subrayó la apuesta de familia por fomentar el enoturismo, "una forma de difundir la cultura de la comarca de Utiel-Requena". E invitó a conocer las barricas customizadas por 16 artistas valencianos en Hoya de Cadenas. Todo un esfuerzo de marca asentado sobre un principio: "Buenos vinos de alta calidad pero a precios razonables".

José María Gandia, presidente de Bodegas Gandia Pla, ayer, en Valencia.
José María Gandia, presidente de Bodegas Gandia Pla, ayer, en Valencia.Jesús Císcar

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