Se abre la batalla de Cepyme

Información privilegiadaCuando la pasada semana Jesús Bárcenas anunció que se presentaba a la reelección como presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) barruntaba que iba a generar un nuevo conflicto en el seno de la patronal CEOE, de la que es vicepresidente por cargo. El empresario manchego había meditado mucho presentarse, sobre todo teniendo en cuenta que sus relaciones con el gran patrón, Gerardo Díaz Ferrán, son muy tirantes prácticamente desde que éste asumió el cargo en sustitución de José María Cuevas. Díaz Ferrán nunca ha considerado a Bárcenas de los suyos, y Bárcenas acabó desmarcándose en varias ocasiones por su forma distinta de ver las cosas de la casa.

Las discrepancias se hicieron patentes, y en una reunión de la junta directiva de la gran patronal, José Antonio Segurado, considerada una de las personas con más ascendiente sobre Díaz Ferrán, echó en cara a Bárcenas que hablaba mucho en los medios pero que callaba en las reuniones. Aunque el presidente cortó la asechanza, Bárcenas dejó de acudir a esos cónclaves, al sentirse desplazado. El descontento se reflejó de forma definitiva en su ausencia de la cumbre empresarial del 2 de diciembre, después de que él no figurara en el turno de intervenciones.

Para entonces, Díaz Ferrán ya estaba preparando el relevo de Bárcenas al frente de la hermana menor de la patronal, e incluso barajaba ya el nombre de Jesús Terciado, presidente de la patronal de Castilla y León, para ocupar el puesto. Sin embargo, ante el inminente cumplimiento del periodo de mando (el próximo abril), decidió esperar y no forzar la dimisión, que en cualquier caso Bárcenas nunca habría presentado. Pero ocurrió que pocos días después estalló la crisis en el grupo empresarial que dirigen Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual, también vicepresidente de la CEOE, por la intervención de Air Comet, y las lanzas se volvieron contra ellos, sobre todo contra Díaz Ferrán. Bárcenas dejó de ser protagonista y, además, se fue convenciendo de que su misión en ese momento era presentarse a la reelección.

En el seno de la patronal se daba por descontado que Bárcenas se presentaría. Pero lo que ocurrió es que crecía el descontento porque Díaz Ferrán había aplicado el dedo para nominar a Terciado para la presidencia de Cepyme. Lo dejó correr por los pasillos, pero nunca lo planteó ni buscó el consenso, lo que originó ese malestar entre algunos dirigentes de organizaciones sectoriales y territoriales. Dentro de la casa se critica que de la misma forma que buscó el apoyo a su gestión cuando el conflicto de Air Comet le puso en la picota en la cúpula empresarial, podría haberlo hecho en esa decisión.

Las desavenencias se transmiten entre unos y otros, y ya son varios los que las han hecho llegar a Díaz Ferrán, empezando por Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña CEIM y miembro del círculo de íntimos de Díaz Ferrán. Aunque Fernández no aspira al puesto de Cepyme no le ha gustado que no se haya contado con él para buscar un candidato. Lo mismo puede decirse de la patronal catalana y de su líder, Juan Rosell, cuyas pretensiones también apuntan más alto. Pero los movimientos con más mar de fondo son los que han llevado a cabo Javier Ferrer desde Confemetal, una de las organizaciones sectoriales con más peso y con mucho que decir, y los de Antonio Garamendi, vocal del comité ejecutivo de la CEOE y presidente de la Comisión de Energía, que se autopostula después de haber sido uno de los preferidos de Díaz Ferrán.

Así las cosas y si no hay consenso, la batalla se presenta cruda con más de dos candidatos para presidir CEPYME. Aunque siempre resulta complicado medir las fuerzas, el efecto barredor de la gran patronal dejaba muy pocas opciones a Bárcenas para continuar; pero estas diferencias internas y la propia crisis del grupo empresarial de Díaz Ferrán pueden hacer cambiar mucho las cosas.

Se da la circunstancia, además, de que las dos patronales comparten muchas organizaciones y, en muchos casos, los mismos representantes.