La historia contada por Robert Capa
Una exposición reúne cerca de 100 imágenes del fotógrafo en Huelva
"Si la foto no es buena, es que no estaba lo suficientemente cerca". El fotógrafo Endre Ernö Friedmann (Hungría, 1913-Vietnam, 1954), conocido por su pseudónimo de Robert Capa junto a su mujer, Gerda Taro, llevó hasta el extremo su lema profesional. Las casi 100 instantáneas que desde ayer se exhiben en el Museo Provincial de Huelva muestran cómo el corresponsal se acercaba peligrosamente al objetivo: el 6 de junio de 1944 desembarcó con las tropas estadounidenses en Normandía (Francia). "Veía cómo las balas abrían agujeros a mi alrededor", confesó el fotógrafo. Las imágenes de ese día, tomadas al amanecer, muestran a decenas de soldados, de espaldas, arrastrándose por el agua. También vivió la Guerra Civil. De esos años procede la controvertida imagen, también expuesta en Huelva, de la muerte de un miliciano republicano. Y fue fiel a su creencia hasta el final. El corresponsal de guerra murió en Vietnam al explotar bajo sus pies una mina.
Son contadas las ocasiones en las que enfoca la tragedia de forma directa
En la muestra, se exhiben en blanco y negro las expresiones más tiernas rescatadas de contextos tan dolorosos como centros de refugiados en España, hileras de personas camino del exilio, campos de batalla en Francia o funerales de partisanos italianos. "Nunca apuntaba al dolor sino a todo lo que rodeaba las escenas más trágicas", apunta Emmanuelle Hascöet, coordinadora de la exposición. Son contadas las ocasiones en las que el fotógrafo enfoca la tragedia de forma directa. Es el caso, por ejemplo, del soldado estadounidense abatido en Alemania o la niña vietnamita que se desangra en un camino de tierra.
El festival internacional de fotografía Latitudes 21 ha traído a Andalucía las imágenes de Capa, bajo la coordinación de la empresa Magnum. Son unas instántaneas expuestas antes en Berlín o Nueva York. La muestra abarca el periodo comprendido entre 1932 y 1954: la invasión japonesa de China, las consecuencias de la II Guerra Mundial y la llegada de los primeros judíos a Israel tras el Holocausto.
La intensidad de algunas miradas infantiles atrae irremediablemente al espectador. Ocurre con la fotografía de una niña de ojos negros recostada en un saco de arroz, en el centro de tránsito de refugiados de Barcelona en 1939 o la chica de Chartres (Francia) a la que rapan la cabeza en 1944 como condena por haber tenido un hijo de un soldado alemán. La acusan de colaboracionista, de traidora. Las vecinas se ríen y la insultan.
Finalmente, los retratos de personajes relevantes de la época ponen el punto de glamour a la muestra: escritores como Truman Capote (con su pequeña mascota), actores como Ingrid Bergmann o Gary Cooper (que cruza, con un elegante traje, un riachuelo en Idaho, EE UU) o Pablo Picasso, en tres fotografías. La imagen del pintor protegiendo a su mujer, una de las más valoradas, revela un gesto jovial del artista. La imagen del mismo Capa, masculino y atractivo, tomada por Ruth Orkin en 1952 corona la exposición, que estará abierta al público hasta el 11 de abril.
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