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Columna
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Zapatero y la chiripa

La historia de la ciencia está llena de descubrimientos que se han hecho por casualidad. Le ley de la gravedad, la penicilina o la dinamita fueron cosas valiosas que se encontraron sin buscarlas. Se trata de inventos inesperados que se descubrieron por chiripa. En inglés hay una palabra para designar estos hechos: serendipity. Un vocablo que los científicos han traducido al castellano como serendipia, la suerte de encontrar cosas valiosas no buscadas o de alcanzar un descubrimiento por accidente.

Le ocurrió el pasado miércoles en el Congreso al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Acudió a explicar la crisis económica en España con un paquete de nuevos fármacos para atajar la crisis y cortar la hemorragia del desempleo, y le pasó como a la multinacional Bayer con la aspirina, que buscaba un antiséptico para reducir las posibilidades de infección y terminó descubriendo un valioso analgésico para calmar el dolor. En el caso de Zapatero, el fármaco para aliviar su dolor fue el quietismo de Rajoy. El líder del PSOE volvió a descubrir que el mejor analgésico para contrarrestar la ofensiva del PP es la propia inanición política del líder del PP.

Sin atender a la victoria por chiripa de Zapatero frente a Rajoy en el debate del miércoles sería difícil de explicar el mitin que los socialistas celebraron el domingo en Málaga. El líder del PSOE dejó en Moncloa los apuntes del curso acelerado para perder las elecciones en quince días e intentó insuflar ánimos a una militancia alicaída con las encuestas que pronostican que el PP podría ganar las próximas elecciones en Andalucía.

En el acto, descontando el embrollo nacional, había un cometido claro. Que la militancia despidiera a Chaves a las puertas de los 30 años del Estatuto de Autonomía de Andalucía, a la vez que le daba la bienvenida a José Antonio Griñán, en la antesala de su alumbramiento como nuevo secretario general de los socialistas andaluces. Por eso, si Zapatero hubiera llegado noqueado de su comparecencia en el Congreso aquello en vez de un mitin para cerrar un ciclo hubiera sido un drama con el que iniciar otro. Otro ciclo bien distinto.

¿Qué tienen en común las próximas elecciones municipales para el PSOE y la piedra de Rosetta? También la serendipia. Un soldado francés del ejército de Napoleón halló una piedra con una inscripción extraña mientras reparaba un fuerte cerca de la población de Rosetta. Este hallazgo casual permitió entender el antiguo Egipto. ¿Cómo podría entenderse la política andaluza tras las próximas elecciones municipales? De momento, también dependerá de la casualidad. Del hallazgo o no de candidatos para las alcaldías de las capitales de provincia. De si descubrirán o no a candidatos afortunados, inesperados o por accidente, o simplemente por chiripa. Es difícil entender cómo el PSOE, hasta ahora una máquina para ganar elecciones autonómicas, es un desastre para afrontar comicios municipales desde el año 1995.

Louis Pasteur decía que el azar sólo favorece a las mentes preparadas. Por eso es un error pensar, como afirmó Zapatero, que la victoria del PP en Andalucía sería un "milagro". Según las encuestas, las elecciones en la comunidad estarán, por primera vez en muchos años, tan igualadas que se van a dirimir por chiripa, no por un milagro. Y si es verdad que el azar favorece a las mentes preparadas, que se vayan preparando los socialistas con las municipales.

Alguien dijo de una novela que era como una serendipia doblemente frustrada, la de alguien que no sabe lo que busca y acaba no encontrando nada. El PSOE está engrasando el partido con vistas a las autonómicas, para las que faltan todavía dos años, pero parece olvidar que antes hay unas elecciones municipales, para las que falta solo uno. Por eso, el primer "milagro" sería la victoria de los candidatos socialistas en las capitales.

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