Noche agridulce para Kaká
El brasileño marca dos goles, Pellegrini le ahorra una pitada y sus compañeros dicen que se crece con las críticas
Cuando, en el minuto 75, vio al cuarto árbitro levantar el panel que anuncia los cambios, Kaká agachó la cabeza y miró de reojo hacia Van der Vaart. El holandés, que le sustituyó con creces durante el mes y medio que estuvo de baja por una pubalgia, estaba esperando para entrar al rectángulo. Pero el brasileño respiró aliviado cuando vio que en el luminoso aparecía el número 24, el dorsal de Granero, que fue el relevado finalmente. Respiró aliviado porque sabía que el público del Bernabéu no le habría salvado anoche de una pitada. Al tercer fallo seguido en un control del balón delante de la portería, la afición ya había empezado a pitarle.
Manuel Pellegrini le echó un cable. Prefirió sustituir a Granero y mantenerle en el terreno de juego. El técnico chileno, pendiente del estado anímico de sus jugadores, no quiso dejarle en evidencia. Menos, después de la noche de Lyon, en la que a Kaká se le criticó por no llevar el peso del equipo. Bingo. Porque le dio tiempo para marcar su segundo gol. Luego, el entrenador ya sí que le reemplazó.
"Siempre ha jugado bien. Le veo a un gran nivel", le defiende el técnico
Kaká no celebró el tanto. Se limitó a levantar las manos al cielo y a recibir un abrazo de Cristiano Ronaldo, que fue a buscarle al área pequeña. Tampoco salió por la zona mixta. Eligió una de las puertas traseras del estadio. En los últimos días incluso ha desaparecido de Twitter, la red social en la que cuenta su día a día. Lo último que escribió fue el lunes, poco antes de viajar a Francia: "Vamos a Lyon y habrá nieve". Nada más, y eso que acostumbra a actualizar su Twitter a diario.
"Está tranquilo, no le afectan las críticas", dijo Marcelo. "Está mejor que nunca. Cuantas más críticas, más ganas tiene de reaccionar", añadió Granero. Sus compañeros le protegen, pero Kaká no está bien. Se le ve lento en el campo. Todavía no ha dado el golpe de autoridad que todos esperan de él. Está ansioso por concluir la jugada y, en vez de buscar los pases más fáciles, quiere llegar directo a la portería.
Anoche marcó dos goles, sí, pero en la casilla de perdidas del balón había un siete. Es como si le costara seguir el ritmo del partido. A Pellegrini le preguntaron si los dos tantos habían venido bien anímicamente al jugador, objeto de críticas durante toda la semana. Tanto que, al salir del estadio del Lyon después de la derrota en la Champions, al sentirse señalado, dijo: "Yo no tengo la culpa. La culpa es de todos". Como siempre, Pellegrini no quiso entrar en valoraciones personales. "Kaká siempre ha jugado bien y yo le veo a un gran nivel. Continúa en la senda que tiene y que en Jerez le llevó a dar dos asistencias de gol", explicó.
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