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Crónica:REAL MADRID 6 - VILLARREAL 2 | 23ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cristiano entra en combustión

El portugués, con un soberbio despliegue físico y futbolístico, lidera la goleada del Madrid a un tierno Villarreal

José Sámano

Fue una exhibición. Ya fuera por ese gen competitivo que le arde desde la infancia, por las trágicas lluvias sobre su Madeira natal o por descontar cuanto antes el varapalo de Lyon. El Villarreal se topó con una marabunta: Cristiano Ronaldo. Un tormento al inicio y un abuso en el tramo final. De Cristiano a Cristiano, el Madrid se apuntó una goleada balsámica, la mejor respuesta posible tras el patinazo en la Liga de Campeones. Cristiano hizo de redentor, un masajista para ese entorno tan crispado que subyace en Chamartín. El portugués se fabricó faltas, penaltis, fue ejecutor y asistente. Cuando saca el mazo, es imparable. A su alrededor, el Madrid, poco a poco, se creció en un partido en el que sólo perdió un poco el hilo tras el 2-0.

REAL MADRID 6 - VILLARREAL 2

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Albiol, Ramos, Marcelo; Lass (Diarra, m. 85), Xabi Alonso, Granero (Van der Vaart, m. 75), Kaká (Raúl, m. 81); Higuaín y Cristiano. No utilizados: Dudek; Metzelder, Garay y Gago.

Villarreal: Diego López; Javi Venta, Musacchio, Marcano (Pirès, m. 56), Capdevila; Matilla, Senna, Bruno, Fuster (Ángel, m. 82); Marco Ruben y Nilmar (Llorente, m. 82). No utilizados: Oliva; Kiko, Ibagaza y Cani.

Goles: 1-0. M. 17. Cristiano, de falta. 2-0. M. 20. Kaká, de penalti. 2-1. M. 30. Senna, de falta. 3-1. M. 54. Higuaín. 3-2. M. 67. Nilmar. 4-2. M. 71. Higuaín. 5-2. M. 79. Kaká. 6-2. M. 88. Xabi Alonso, de penalti.

Árbitro: M. Fernández. Amonestó a Marcano, Lass, Higuaín, Javi Venta y Arbeloa.

Bernabéu: 72.300 espectadores.

El Madrid atacó el partido con el Lyon en la retina. Fue una goleada balsámica
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El Madrid tiene algunas polifonías que armonizar. Donde Xabi Alonso intenta imponer su fútbol cartesiano, el que mezcla el juego corto y el largo, Cristiano exprime su exuberancia. Ellos, tanto el donostiarra como el portugués, marcan las vías, dos sendas compatibles y extraordinarias para cualquier equipo. Pero el resto del grupo no siempre tiene la capacidad camaleónica que demandan ambos estilos, dos tráficos opuestos. Alonso y Cristiano acudieron al rescate en los escasos momentos de apuro. El resultado fue elocuente y el Villarreal acabó aplastado. Con Cristiano en combustión, no hay remedio.

El Madrid atacó el partido con el Lyon en la retina. En un club tan convulso no conviene prolongar las tormentas. Bien lo saben los entrenadores, diana habitual. Y ya debe de saberlo Pellegrini, al que por un retoque de diarras ya había sectores que le tenían preparada la mortaja deportiva. En la Liga fue el turno de Lass, tan irrelevante como Mahmadou en Francia. Los problemas del equipo son más profundos. En la Champions, en la que se espera a las grandes estrellas, las del Madrid tuvieron bula. Anoche, ante la parroquia, fue otra cosa. Al menos, en el caso de Cristiano. Kaká, que sale muy mal en las comparaciones con el luso, aún sigue en la sala de espera, por mucho que Pellegrini le concediera el abanico popular al cambiarle justo tras su tanto, el quinto del Madrid.

La arquitectura de Xabi Alonso y la firmeza de los centrales bastaron para contener a un adversario despersonalizado en plena transición. Cuando el Villarreal quiso poner el despertador, ya perdía por 2-0. Fernando Roig, su mecenas, ha confiado al joven Juan Carlos Garrido el regreso al pellegrinato. Cuenta con algunos de la gran resistencia (Senna, Capdevila) y alumbra a parvularios como Matilla, Marco Ruben y Musacchio. El proyecto está tierno. No es que el Madrid, tan irregular en una misma semana, esté para el olimpo, pero recursos no le faltan. Uno es Cristiano, agitador impresionante toda la jornada. Un torbellino. El buen trance inicial de Xabi Alonso encontró una continuidad soberbia en el portugués. Él se gestó la falta de Musacchio que derivó en su primera genialidad del día. Un golpeo directo para el que definitivamente debe reclamar derechos de autor, como en su día lo hizo Didí con la folha seca. Al golpe de su pie derecho, la pelota coge un vuelo infernal con una particularidad: el balón no gira, aterriza sin pestañeos en la red. Pura magia. Su obra tuvo continuidad en un patoso penalti de Marcano a Higuaín, con el que tropezó en carrera. Fue el turno de Kaká, que hasta necesita penaltis para reivindicarse.

El segundo tanto tuvo un efecto pernicioso para el Madrid, que perdió de vista a Xabi Alonso y se hizo muy largo. La tentación es inevitable para este equipo. En ventaja, el guión, preconcebido o no, es el refugio a la espera de los innumerables chispazos de Cristiano. Por un momento, en el tramo final del primer acto, Senna advirtió la quiebra madridista y tomó el mando. La chiquillería que le acompañaba se lo agradeció. El Madrid cerró el tiempo un tanto asfixiado junto a Casillas, al que el hispano-brasileño superó en otra ejecución de tiro libre, éste más clásico, pero igual de efectivo. Fue un espejismo para el cuadro castellonense. Cristiano se desató. A su rueda, Higuaín, puntual otra vez con el gol. Imposible para cualquiera evitar el escarnio. Al margen del cartel del contrario, ése fue el gran antagonismo con el fiasco de Lyon. En un deporte colectivo en el que un club, el Madrid, prima a los solistas, son éstos quienes supeditan al conjunto. Hay dos diarras y un solo CR.

Cristiano dedica su gol, el primero del Madrid, a sus compatriotas de Madeira, isla sacudida estos días por las lluvias torrenciales.
Cristiano dedica su gol, el primero del Madrid, a sus compatriotas de Madeira, isla sacudida estos días por las lluvias torrenciales.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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