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Reportaje:

Un Ulises atrapado por el 'blues'

Irina Brook lleva al Corral de Alcalá su lúdica versión de 'La Odisea' - La obra recurre a los anacronismos para llegar a todos los públicos

Irina Brook es anglo-francesa. Anda por la cuarentena y ha vivido toda su vida a caballo entre Londres y París, al igual que su padre, Peter Brook, uno de los grandes popes teatrales.

Tras descubrir que no era buena como actriz, oficio que ejerció durante años y que lleva en los genes por su madre, Natasha Parry, centró toda su energía, que no es poca, en la dirección de escena, oficio por el que está siendo reconocida internacionalmente.

De hecho, como tal está tres días en España (desde ayer al domingo), con su compañía, con la que presenta su último trabajo, Une Odysseé, en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, pequeño teatro cuyos orígenes están en el siglo XVII y al que se considera internacionalmente único en su género.

En su versión las sirenas cantan 'blues' y Circe es bailarina del vientre
"Adoro el caos que hay en España con los horarios", dice la directora

Se trata de una adaptación de la obra homérica hecha por ella y por el prestigiado guionista y escritor Jean-Claude Carriére. En su puesta en escena, en francés y subtitulos en español, cuatro actores, y a la vez narradores, protagonistas y testigos, se convierten en comediantes delirantes que retoman los más celebres episodios de Ulises. Aunque aquí las sirenas cantan blues y Circe es bailarina del vientre.

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"Entre analogías y anacronismos disfrutamos con una manera incongruente de abordar el poema clásico", señala la directora, cuya lectura quiere llegar a públicos de todas las edades y cuya estética, una vez más, persigue una de las máximas más célebres de su padre: "Menos es más". De ahí su permanente búsqueda en el trabajo del actor en un espacio vacío.

Pasó por España hace tres años con una austera e inteligente versión teatral de El puente de San Luis Rey, de Thorton Wilder. El verano pasado estuvo con Quijote, una versión muy personal y lúcida de la obra cervantina, y El sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Precisamente esta última obra la vio por primera vez a los seis años, en el mítico montaje de su padre: "Fue mi primera influencia teatral", comenta esta mujer, que considera que no ha sido duro para su trabajo ser hija del gran gurú del teatro contemporáneo mundial: "Trabajo mucho y en Francia tengo mi nombre".

Tras formarse en Nueva York con la actriz y maestra de actores estadounidense Stella Adler y trabajar en París e Inglaterra, finalmente, y una vez ya consagrada a la dirección escénica, ha terminado viviendo en Massachusetts (Estados Unidos).

Un cambio en el que han pesado mucho sus dos pequeños, Maia y Próspero, para los que, como casi todas las madres, busca lo mejor. "Nueva Inglaterra es más encantadora, más ligera, es una América en la que no hay racismos con la lengua, el tema del dinero no provoca obsesiones, hay campo, paisajes hermosos, gente culta y una población mezclada que no he encontrado ni en Inglaterra, ni en Francia", señala de esta zona de EE UU.

Efectivamente, no responde al estereotipo que en Europa se tiene de aquel país, y además es una zona en la que hay una elevada concentración de intelectuales y artistas en la que incide Irina Brook. "Es verdad que está lleno de burgueses pijos, de supermercados de comida biológica, pero es todo más fácil para mí, porque todo está basado en una cultura de familia", señala.

Le encanta venir a España, entre otras cosas porque le encantan los desajustes de horarios en este país. "Yo adoro este caos, acostarme tarde, vivo en un sitio donde se cena a las cinco y donde puedes ir a la cárcel por tener a los niños por la noche por la calle; lo que aquí pasa es algo maravilloso, aunque con mis hijos en época de colegio no lo puedo hacer".

¡Qué sencillo y divertido es este espectáculo, y que bien contado está! Con cuatro telas, tres peluches y un banquito, Hovnatan Avedikian, Ysmahane Yaqini, Renato Giuliani y Tony Mpoudja resumen el núcleo de la Odisea, interpretan un centenar de personajes, contagian su alegría al público y hacen teatro puro, sin conservantes. Así da gusto. El teatro de Irina Brook, arte de la ilusión y de la economía de medios, le da 10 vueltas a tantos mucho más sofisticados. En su teorema, dónde hay un buen actor, sobran pantallas. Sus intérpretes son niños avispados: crepitan como una hoguera y llenan como una hogaza. Los espectadores de Alcalá les aplaudieron largo anoche y salieron con la sonrisa puesta de oreja a oreja.

Une Odysseé. Corral de Comedias de Alcalá de Henares. Plaza de Cervantes, 15. Sábado a las 20.30 y domingo a las 19.00. De 8 a 12 euros.

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