Carmen March, reina en el 'off' Cibeles

Hace tiempo que Carmen March brilla en solitario en el off Cibeles Madrid Fashion Week, las propuestas que se muestran fuera del recinto de la Feria de Madrid (Ifema). Su colección de otoño-invierno 2010 la aleja todavía más, si cabe, de la maraña de polémicas, tedios y lugares comunes que planean históricamente sobre la principal cita de la moda española. Lo de March es sentido común, imaginación y contacto con la realidad. No es exagerado intuir que el de ayer podría ser el mejor desfile que se verá esta semana. Con un acercamiento intelectual a lo burgués, inspiradísima en la paleta cromática (turquesa, teja, mostaza...), texturas (punto de alpaca, tejidos de la sastrería masculina, serraje) y volúmenes, la palmesana quiso rendir tributo a Iris Apfel, Eddie Bouvier Beale y Rei Kawa-kubo, "mujeres fuertes, independientes", en ésta su "colección de la crisis".

"Es una reflexión sobre lo aberrante de la moda", explica March, "no me da la gana hacer cuatro colecciones al año. Mi colección es lo opuesto a la fast fashion, a la ropa de usar y tirar. Lo que quiero hacer es moda lenta, que dure". En el audio, All tomorrow's parties, de The Velvet Underground. "Cuando llegue el lunes, ¿qué hará ella con los trapos que vistió el jueves?", se pregunta la voz marciana de Nico.

De vuelta al recinto de 14.000 metros cuadrados que Cibeles ocupa en Ifema, los 10 jóvenes creadores de El Ego inauguraban seis días de desfiles. Una pasarela trampolín razonablemente barata -ésta, su novena edición, supone un 3% del presupuesto- que busca generar un gran valor añadido. "Un Galliano sólo aparece cada 10 años. La idea es que El Ego esté allí por si aparece", resume Andrés Aberasturi, su comisario.

"En los inicios, fuera de Ifema, todo lo que se decía en la prensa de El Ego era positivo, y eso no era bueno. En el momento que nos integramos con Cibeles, algunos de nuestros diseña-dores empezaron a recibir palos de la crítica, y me alegré: significaba que empezaban a tomarnos en serio".

Entre lo más destacado, la propuesta de Isabel Mastache, exactamente lo que uno desea encontrarse en una pasarela como ésta. Confeccionadas a partir de mantas zamoranas, sus delirantes prendas para hombre retan al gusto, la gravedad y la razón. Un pantalón verde hospital con pene y testículos ni siquiera llamaron demasiado la atención en el conjunto. Una pena que no se llevará el premio L'Oréal, que recayó en American Perez y su revisión descafeinada de los tópicos de la América profunda. Un premio que incomprensiblemente se falló antes de que el dúo presentara su colección (cosas de Cibeles: el jurado explicó que valoró la colección colgada en las perchas). Carlos Doblas es otro nombre a tener en cuenta. Su insólita mezcla de colores (verde, negro, amarillo, carne) y texturas (mohair, plástico, lana), con ecos a Prada y Jil Sander, resultaron extrañamente cool.

Fuera del calendario, el dúo Alverno, formado por dos pupilos de Karl Lagerfeld, Arnaud Maillard y Álvaro Castejón, cerró la jornada.