Rompedor Robben
El extremo y el colegiado impulsan al Bayern, que supera el rigor táctico del Fiorentina
Escudado en el juego por las alas, el Bayern encontró un filón con Robben, que resquebrajó y descuartizó al Fiorentina, sensacional en el rigor táctico y solvente en las dos áreas. Pero fue un gol bávaro en fuera de juego lo que sentenció el duelo.
Le alcanzó con la pizarra al Fiorentina para rebajar de inicio la efervescencia del Bayern. Prandelli, más pendiente en desdibujar al rival que en proyectar la ofensiva, dispuso un solo punta, exigió a los medios centros que no dieran un paso al frente e indicó a sus laterales, usualmente profundos, que guardaran la posición y recibieran de buen agrado las ayudas de los interiores. Se trataba de anular las incursiones de Ribery y Robben por los costados, siempre a pierna cambiada. Pero anudar a Robben resultó imposible.
BAYERN MÚNICH 2 - FIORENTINA 1
Bayern: Butt; Lahm, Van Buyten (Contento, m. 46), Demichelis, Badstuber; Robben, Van Bommel, Schweinsteiger; Ribery; Müller (Olic, m. 65) y Mario Gómez (Klose, m. 65). No utilizados: Rensing, Altintop, Pranjic y Tymoshchuk.
Fiorentina: Frey; De Silvestri, Kroldrup, Natali (Pasqual, m. 87), Gobbi; Montolivo (Donadel, m. 83), Bolatti; Marchionni, Vargas, Jovetic (Felipe, m. 74); y Gilardino. No utilizados: Avramov, Comotto, Keirrison y Carraro.
Goles: 1-0. M. 45. Robben. 1-1. M. 50. Koldrup. 2-1. M. 89. Klose.
Árbitro: Tom Henning. Amonestó a Van Bommel, De Silvestri, Marchionni, Klose y Vargas. Roja directa a Gobbi (m. 72).
Allianz Arena. 65.000 espectadores.
Poco entusiasta del juego manufacturado, de ornamento o aliño, el Bayern se remitió al toque vertical para superar las líneas de presión. Pero la apuesta no le salió redonda, demasiado estático Mario Gómez en la punta de ataque y poco visible Müller desde la segunda línea. Robben se presentó como revulsivo.
La cintura del 10 bávaro descompuso al contrario, que de conservador acabó por automutilarse. La Fiore arrinconó en la izquierda a Jovetic, el mejor pie y el pase definitivo, desgastado en las coberturas y lejos del balón. Brillaron, entonces, los dos medios centros, capitales en la recuperación. Bolatti, excelente en lo táctico, no perdió nunca la posición y menos la pelota. La alternativa al pase la ofreció Montolivo, tan válido pegado a la línea de cal como de cerebro. El juego toscano, en cualquier caso, se perdió en el área rival.
No sucedió lo mismo con el Bayern, que ideó en Robben la mejor de las aspirinas. Zigzagueos, amagos, carreras, recortes y pases interiores. El holandés coleccionó caderas hasta que se las ingenió para leer el movimiento de Ribery. Kroldrup le hizo penalti pero la jugada acabó en diana de Mario Gómez. El árbitro, poco atento con esa regla de patio que dice que entre penalti o gol es gol, anuló el tanto. Robben definió la pena máxima.
No falleció el Fiorentina, convencido de su propuesta por más que Robben rompiera los planes. Así que a la salida de un córner, Jovetic tocó la pelota y Kroldrup la cazó para firmar las tablas. Replicó con fiereza el Bayern, impulsado por la tarjeta roja directa a Gobbi por un codazo discutible. Más regates, disparos y acciones plásticas. Robben inventó otra jugada, chutó y el rebote lo cabeceó Olic primero y Klose, en fuera de juego, después. Remató al cuadriculado Fiorentina.
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