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Reportaje:

La mirada crítica de Qingsong

Almería ofrece por primera vez en España una retrospectiva del artista chino

Un buda corrompido por la sociedad de consumo que desdeña meditar y alza sus manos para amarrar un fajo de dólares, una cajetilla de tabaco y un botellín de cerveza. La imagen, un autorretrato con el que Wang Qingsong narra cómo ni la deidad ha sorteado en China los peores vicios del capitalismo, es una de las 29 piezas que integran Follow me, la primera retrospectiva que se exhibe en España del artista chino. Sus instantáneas de estilo gaudy art, en las que fotografía, escultura e iconografía de la Historia del Arte europea se entremezclan sin límite, cuestionan el proceso de transformación operado por el gigante asiático desde su apertura económica. "Espero animar a la reflexión sobre la historia del pasado, la reconstrucción del presente y la belleza del futuro", explica Qingsong sobre su obra, en la que plasma cada una de las contradicciones de la sociedad china contemporánea, en la que tradición, modernidad y desarrollo económico se encuentran en constante conflicto.

Su obra cuestiona la contradicción que vive China desde su apertura económica

"Es un artista que está siempre en el límite, que fotografía desnudos cuando nadie puede hacerlo", apunta Pablo Juliá, director del Centro Andaluz de Fotografía (CAF), en cuya sede de la capital almeriense se expone desde el pasado lunes y hasta el 18 de abril la obra del que define como el personaje "más representativo" de la fotografía contemporánea.

Ninguno de los temas candentes en la sociedad china actual se salvan de su espíritu crítico, que le empuja a cuestionar fenómenos como la pérdida de la espiritualidad en la China de hoy, la soledad del individuo en las grandes metrópolis o el coste humano que supusieron los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Entre sus obras, cuyas dimensiones alcanzan hasta los 20 metros, destaca por su relevancia y por su capacidad para sintetizar el sentido de su trabajo la que da nombre a la muestra. Follow me, una enorme pizarra plagada de garabatos en los que la silueta de la muralla china se desdibuja bajo el símbolo de McDonald?s, recuerda el primer programa de enseñanza de inglés que se emitió en China en 1982. Durante 12 años, la Televisión Central China (CCTV) ofreció en prime time un espacio que pronto se convirtió en "una ventana abierta al estilo de vida occidental para cientos de miles de espectadores que, en vez de aprender inglés, descubrieron programa a programa el consumo, el capitalismo", explican Tamar Arnon y Eli Zagury, comisarios de la muestra.

Encabezando esta imagen que se sitúa en el mismo inicio de la reconstrucción económica china, figura una frase que es para Wang Qingsong un sueño y, a la vez, un lema de trabajo. "Dejen que China avance hacia el mundo y que el mundo conozca China". Una China sobre la que el artista reflexiona sin pausa con su estilo dadaísta cercano a lo kitsch en el que todo tiene cabida, desde la imagen de una flor creada con alimentos putrefactos para representar el paso de la prosperidad a la decadencia, hasta la recreación de pinturas de Manet, Ingres o Gauguin para acentuar las contradicciones de la sociedad china en su búsqueda de un occidente idealizado.

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Al ritmo pausado que marca la dimensión de su obra, en la que un año de trabajo se traduce en no más de cuatro nuevas piezas, Wang Qingsong trabaja sin pausa desde hace dos años en su próximo proyecto, una fotografía de 40 metros de longitud en la que continuará cuestionando, con la ironía que empapa todos sus trabajos, la evolución de una sociedad cuya cultura milenaria amenaza con resquebrajarse ante el avance sin pausa del gusto por el consumismo masivo, la comida rápida y la especulación.

Una de las obras de Wang Qingsong que puede verse en el Centro Andaluz de la Fotografía, en Almería.
Una de las obras de Wang Qingsong que puede verse en el Centro Andaluz de la Fotografía, en Almería.Francisco Bonilla

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