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Una veintena de veces al borde de la tragedia ambiental

Los datos de la última decada ilustran el riesgo en la bahía de Algeciras

La bahía de Algeciras y el estrecho de Gibraltar se han convertido en los últimos años en una de las áreas marítimas de mayor tráfico. No en vano son más de 80.000 los buques que cruzan por los 14 kilómetros que separan las orillas de España y Marruecos, de los que unos 30.000 entran a fondear en la bahía algecireña, ya sea en el puerto de Algeciras o en el de Gibraltar, donde el crecimiento de las escalas se ha multiplicado en los últimos años.

Éste es sin duda el argumento más utilizado a la hora de justificar los incidentes marítimos ocurridos en la zona y que a lo largo de la última década han supuesto casi una veintena. Entre ellos, los ya sobradamente conocidos del New Flame, el Fedra o el MSC Shenzhen. Barcos que, debido a los temporales de viento y lluvia, encallaron en aguas próximas a Gibraltar y Algeciras y provocaron vertidos contaminantes en el litoral del arco de la bahía. Por esto, tanto desde la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras como desde la Capitanía Marítima del puerto gibraltareño se intentan buscar nuevas fórmulas de entendimiento para evitar que estos incidentes se repitan.

El puerto andaluz y el de Gibraltar compartirán una línea de emergencias
España y Reino Unido evalúan ejercicios conjuntos en caso de vertido

Todo ello, a pesar de que la Agencia Europea para la Seguridad Marítima considera que en el Estrecho de Gibraltar y la Bahía de Algeciras "no se produce un número significativo de accidentes marítimos en comparación con el resto de aguas comunitarias".

Para intentar mejorar esta situación, los gobiernos de España, Reino Unido y Gibraltar trabajan en varios frentes. Uno de ellos, el foro tripartito de diálogo, donde una comisión técnica evalúa las medidas a aprobar en la próxima cumbre interministerial. Sobre la mesa se debaten desde hace meses varias cuestiones, pero sólo dos parecen contar con el beneplácito de todas las partes. Se trata de la puesta en marcha de una línea de actuación de emergencias entre los puertos de Algeciras y Gibraltar, para que se actúe ante cualquier incidencia y se comunique directamente a ambas autoridades marítimas, sin que tengan que intervenir, como hasta ahora, los ministerios de Asuntos Exteriores. En la actualidad, este acuerdo se encuentra pendiente de la fórmula que así lo permita. Asimismo, los técnicos de los tres gobiernos implicados en el foro de diálogo han acordado la posibilidad de que se lleven a cabo ejercicios conjuntos y demostraciones de coordinación, similares a los que España realiza en el área del Estrecho con Marruecos. Se trata de evaluar el grado de reacción ante un incidente marítimo.

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A todo esto se une que en ambos lados de la bahía se trabaja para mejorar la seguridad marítima. Así las cosas, el gobierno de Gibraltar ha mejorado en las últimas semanas los equipos de control y comunicación en el puerto del Peñón en función de un compromiso adquirido por el Ministro Principal de la colonia británica, Peter Caruana, tras el incidente del Fedra, en octubre de 2008. Fuentes próximas a la comisión técnica que trata estos asuntos en el seno del foro de diálogo aseguran que "el nivel de seguridad con estos nuevos equipos es similar al de las autoridades marítimas españolas".

Mientras tanto, al otro lado de la Bahía, la APBA dio el pasado 4 de febrero un paso más. El presidente del ente público Puertos del Estado y de la APBA, Manuel Morón, firmaron un convenio por el que se desarrollará en los próximos tres años "un novedoso sistema de medición, predicción y alerta meteorológica" que, entre otras cosas, permitirá conocer con más exactitud y mayor tiempo de antelación las condiciones océano-meteorológicas del estrecho de Gibraltar y el litoral de la bahía, con el objeto de prever con mayor exactitud los temporales. Hasta ahora, en la mayoría de los incidentes de la zona las condiciones del tiempo fueron una de las principales causas de lo ocurrido. Este sistema, con 1,2 millones de inversión, consistirá en la implantación de una serie de boyas oceanográficas, basadas en mareógrafos que emplean la tecnología radar. Todo esto para reducir los vertidos que puedan teñir de negro las costas de la Bahía de Algeciras.

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