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Reportaje:

Donde la tele está muerta

Cien vecinos de Porto do Cabo, entre Valdoviño, Cedeira y Cerdido, viven con la pantalla en negro desde el apagón

El aterrizaje de la TDT les ha pillado "en una zona de sombra". Es la explicación técnica. Desde que se apagó la señal analógica en el municipio coruñés de Valdoviño, el 1 de febrero, cien vecinos de Porto do Cabo, en la parroquia de Vilarrube, han retrocedido cinco décadas. A la vida sin tele. Las televisiones son electrodomésticos inútiles que adornan salones y cocinas. "Lo veo todo negro", bromea María Josefa. "Y parece que va para largo", se queja otra vecina resignada. Cuenta que se acuesta muy temprano porque no le queda más remedio y que se despierta de madrugada "cansada de dormir". Se aburren. Echan de menos la compañía de la caja tonta.

Forman parte del 1% de la población gallega que, según la Xunta, no recibe correctamente la señal de TDT. La orografía ha dejado algunos núcleos rurales descolgados. Corregir esta deficiencia requiere de un receptor vía satélite muy costoso que la Administración no asume. "Por debajo de 50 vecinos no es viable", dice el secretario de Telecomunicacións, Ignacio Otero.

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Solución municipal

Hace tiempo que los vecinos de Porto do Cabo se quejan de su aislamiento digital. Viven en "un furadiño", en el fondo de un valle, rodeados de montañas y a un paso de la playa. Se reparten entre tres municipios: Valdoviño, donde viven casi un centenar, Cedeira, con 17 vecinos y otros cinco en Cerdido. El Klaus los dejó a oscuras durante una semana en enero de 2009. Un año después, se han quedado sin tele y cuentan que viven de espaldas a la tecnología. Los móviles no tienen buena cobertura, para navegar por la red -a un megabite de velocidad- hay que armarse de paciencia y el acceso inalámbrico a Internet es casi una utopía.

Con la tele tampoco les iba mucho mejor, cuenta Nuria. La señal iba y venía sin mucha definición. "Estuvimos un tiempo sin ver Antena 3 ni Telecinco pero íbamos tirando". Un día tronó, y dejaron de ver la TVG. Instalaron un amplificador en lo alto de la aldea pero ni con ésas. En casa de Nuria acabaron por recurrir al Canal Digital, pero la mayoría de los vecinos del Porto son gente mayor que pasa las tardes de invierno frente al televisor encadenando novelas y concursos.

De las 43 viviendas que se cuentan en este núcleo rural, una veintena son casas de veraneo. Con todo, esta semana recogieron 113 firmas reclamando la TDT y enviaron escritos a todas las Administraciones. En agosto de 2009, Vicepresidencia advirtió por carta al Ayuntamiento de Valdoviño de que tendrían problemas de señal en Porto do Cabo. Y una vez más en diciembre. Los vecinos se quejan de que no fueron informados. María tiene tres televisores en casa, nada que ver y un decodificador que compró "para tirar a la basura".

Esta semana los técnicos visitaron el municipio y admiten que el problema tiene difícil solución. Se resume en que es mucho dinero para pocas personas. Desde el gobierno gallego echan balones fuera "porque la Xunta ni apaga ni manda apagar" y deja a los vecinos dos opciones. La primera es que cada casa instale su propia antena parabólica que capte la señal del satélite. Cuesta unos 300 euros por familia, además de un decodificador por cada televisor que cada vecino pagaría de su bolsillo. Con las facturas, podrían optar a una linea de ayudas que arranca en abril sin muchas garantías de recuperar la inversión. La segunda pasa por encender provisionalmente la antena analógica para que puedan ver algún canal mientras tanto.

"El Gobierno no puede dejar a cien personas sin tele" clama la alcaldesa de Valdoviño, Isabel Álvarez. Indignada, la regidora de Terra Galega asegura que irá con los vecinos "a donde haga falta" para denunciar este "agravio comparativo". En Xestoso (Monfero) los vecinos también se quedaron fuera de la onda digital, al igual que en Vilardevós (Ourense). En Monfero, todavía debaten que hacer, ante la falta de este "servicio público esencial".

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