"Esa última curva impresiona"
Mirambell, piloto de skeleton, analiza la pista donde se mató Kumaritashvili
Ander Mirambell no estaba el viernes en Whistler, el circuito donde se mató el georgiano Nodar Kumaritashvili, pero conoce bien la pista de la tragedia. Ayer, recién levantado en la Villa Olímpica de Vancouver, el piloto de skeleton hizo un esfuerzo por describir el lugar donde sucedió todo: "Es muy rápida, con curvas muy cortas, y la última, donde se produjo el accidente, es la que más impresión da porque tienes mucha presión y tiendes a golpear el lado derecho", explicó en conversación telefónica.
Mirambell, el primer español que se clasifica para el skeleton olímpico, probó el hielo de Whistler el año pasado, poco después de que la pista más rápida del mundo fuera inaugurada. Ya entonces tuvo algún que otro problema. Volvió a bajarla hace un par de semanas, cuando logró su marca personal, una velocidad punta de 138 kilómetros por hora. "Las cosas pueden haber cambiado mucho en estos días porque ha habido muchos pilotos bajando y depende mucho del corte del hielo", matiza; "a nosotros nos gusta más redondo, pero los de luge [la especialidad que practicaba Kumaritashvili] van más altos y lo quieren diferente".
Ayer todo cambió aún más. Mientras las autoridades del luge anunciaban que la prueba masculina se recortaría (de los 1.374 metros previstos a los 1.198 de la femenina), lo que hará más difícil coger velocidades de vértigo, los pilotos volvían a la pista con crespones negros en los cascos. Entre ellos no estaba Levan Gureshidze, el otro georgiano, aunque los organizadores esperaban que participara en la segunda tanda del día. Y los operarios empezaban a peraltar aún más la fatídica curva 16, donde su compañero perdió el control de su trineo, y a cubrir con material acolchado los postes de la estructura que la sostiene. Contra uno de ellos chocó de forma fatal Kumaritashvili.
"Yo no estaba allí, pero hablé con dos colegas que lo vieron", cuenta Mirambell; "una chica australiana me dijo que lo peor había sido el ruido al golpear contra el poste". Según el catalán, que lleva cuatro años deslizándose por el hielo, "un accidente como éste sólo puede pasar una vez de cada dos millones. Es casi imposible salir volando. El otro día perdí el control del trineo y pegué en el techo. Perdí el sentido seis o siete segundos, pero nada más". "Ha sido mucha mala suerte", asegura sin querer entrar a valorar si el fallo fue de la pista o del piloto.
El skeleton es hermano del luge, pero si en éste los pilotos se tumban boca arriba sobre el trineo cuando ganan velocidad, Mirambell y sus rivales lo hacen boca abajo. Cuando se produjo el accidente, la tragedia corrió como la pólvora.
"No tengo miedo", finaliza Mirambell; "hay que tomárselo como te tomas un accidente de circulación. Ahora bajaré con más respeto, pero hay que seguir...".
Trampolín normal: 1. S. Ammann (Sui.), 276,5 puntos. 2. A. Malysz (Pol.), 269,5. 3. G. Schlierenzauer (Aust.), 268.
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