Hay esperanza más allá de las pastillas
La atención familiar reduce ingresos y brotes en las personas con esquizofrenia según un trabajo publicado en 'Psychological Medicine' por un grupo de Alicante
Quién le iba a decir hace unos años a Susana, de 32 años, que iba a ser protagonista de un artículo de la prestigiosa revista científica Psychological Medicine. No solo ella. También sus padres, Adela, de 60 años, y Jaime, de 65; y otras 49 familias de L'Alacantí que han demostrado que atender y confiar en las capacidades de las personas puede ser tan importante e incluso más que el abordaje convencional centrado en los fármacos en el difícil tratamiento de las personas con esquizofrenia.
Ésta es una de las principales conclusiones de un trabajo publicado recientemente y coordinado por el psiquiatra Manuel Girón, de la unidad de salud mental del centro de Ciudad Jardín, en Alicante. En este artículo muestra cómo un seguimiento adecuado a los familiares de personas con esquizofrenia que les permita gestionar mejor la enfermedad de sus hijos o hermanos -reducir las tensiones, comprender mejor los síntomas, tratar de ponerse en el lugar del paciente- arroja resultados muy superiores a los que pueden ofrecer sólo los medicamentos. Hasta el punto de reducir enormemente las recaídas (12% en el grupo tratado frente al 40% en el grupo de control) o las alucinaciones o los delirios típicos de la enfermedad. También han conseguido disminuir los llamados síntomas negativos -los comportamientos pasivos, la falta de expresión afectiva, la falta de relación emocional, el aislamiento- "que se consideraban que no eran modificables", destaca Girón. Y, sobre todo, los incidentes graves por parte de los enfermos. En el grupo tratado no hubo ni uno solo durante los dos años en los que se practicó la intervención, frente al 32% de los otros pacientes, incluidos dos fallecimientos. Uno, porque los delirios le impidieron seguir el tratamiento de la grave enfermedad pulmonar que padecía; y otro, porque tuvo un accidente con una motocicleta tras consumir sustancias tóxicas.
Las recaídas se redujeron un 12%, frente al 40% del grupo de control
"Más allá de los fármacos, hay recursos para intervenir"
Girón se planteó analizar la importancia del factor familiar en la salud de estos enfermos. Estudios previos ya apuntaban que entre los factores que influyen en que personas con esquizofrenia no recaigan y tengan un mejor comportamiento social, por delante de la medicación, se encuentran las familias que sepan tratar a los pacientes o tener trabajo. La intención de este psiquiatra fue ir más allá y medir con el mayor detalle posible la relevancia de tener un buen entorno familiar.
Para ello, de entre 450 familias con pacientes con esquizofrenia de L'Alacantí buscaron os casos más problemáticos, "aquellos en situación de riesgo, una circunstancia que se relaciona con mayor probabilidad de tener recaídas". Si tener un enfermo grave en casa es motivo de tensión, la convivencia con personas con esquizofrenia es especialmente delicada. Y las situaciones de estrés no son nada buenas para estos pacientes.
Se seleccionaron un centenar de grupos familiares, de los que 50 accedieron a participar. La mitad se someterían al programa de intervención familiar por parte de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeras y el resto servirían de grupo de control. Mientras, se mantendrían los cuidados ordinarios que ya se les prestaba a través de sus unidades de salud mental y la medicación.
Fueron dos años de trabajo, con visitas continuas a las familias, hacia las que los especialistas se acercaron sin imposiciones. "Nuestra aproximación partía de la base de que quienes más sabían eran los enfermos y familiares", comenta Girón. A los nueve meses comenzaron a percibir ligeros avances en las actitudes. A partir de entonces, el objetivo se centró en mejorar la capacidad empática de los familiares, de sintonizar emocionalmente con los enfermos.
Tras la evaluación de los resultados, las conclusiones fueron contundentes. "La enfermedad es claramente modificable" comenta Girón, y "más allá de la medicación, hay recursos útiles para intervenir". "Las familias y los pacientes tienen recursos, pero el problema es que no saben ponerlos en marcha, hace falta una ayuda de fuera para que ellos mismos los activen". Jaime, el padre de Susana comparte este punto de vista. "He aprendido mucho, hay muchos aspectos que desconoces de la enfermedad. Hay que tratar a estas personas con mucho cuidado, con tacto".
Susana pone cara de que la conversación no va con ella. Pero enseguida se anima: "voy a escribir un libro sobre mi vida", comenta. Mientras tanto, sigue colaborando en proyectos relacionados con el estudio de su enfermedad. Ahora de profesora. Por la tarde le toca volver al centro de salud junto a otros pacientes para participar en unas sesiones en las que explican a grupos de psiquiatras su experiencia con la esquizofrenia. Quién sabe. A lo mejor Susana sale pronto en otro artículo.
El premio es un castigo
El estudio coordinado por Manuel Girón no solo refuerza la tesis de que más allá de los fármacos (en buena medida imprescindibles) hay recursos para intervenir con las personas con esquizofrenia. Y esos resortes tienen mucho que ver con potenciar la integración en su entorno. Además, demuestra que la intervención familiar es más eficiente económicamente que la atención convencional.
El artículo publicado en Psychological Medicine el año pasado, sirvió de base a Sonia Mañá, la Facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández, para elaborar una tesis doctoral en la que realiza una completa evaluación económica del modelo. A pesar de que la intervención familiar es más cara que la atención ambulatoria habitual por el refuerzo de profesionales que requiere, el coste sanitario de los pacientes que tuvieron este tipo de asistencia fue inferior al del grupo de control. En el primer caso fue de 9,4 euros diarios por persona frente a los 9,8 euros del segundo grupo, que tuvo más atenciones en urgencias y hospitalizaciones.
El éxito del estudio coordinado desde la unidad de salud mental de Ciudad Jardín de Alicante no pasó inadvertido al Ministerio de Sanidad y fue incluido como ejemplo de buenas costumbres en la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud de 2007.
Pese a todo ello, una vez acabado el proyecto, que se desarrolló entre los años 2001 y 2003 y pudo llevarse a cabo gracias al trabajo de los profesionales fuera de sus horarios de trabajo y de diversas ayudas (La Caixa, Fondo de Investigaciones Sanitarias, Fundació La Marató de TV3), el programa de apoyo familiar desapareció.
No sólo no se impulsó por parte de la Administración, sino que la Consejería de Sanidad recortó el personal de la unidad de salud mental. "Si nos hubieran mantenido los trabajadores, quizás le hubiéramos podido dedicar más tiempo a alguna familia", comenta Antonia Molina, trabajadora social del centro y colaboradora del proyecto. Programas similares, que han avanzado en la rehabilitación de enfermos mentales, como los impulsados en Aldaia y Torrent, tampoco han tenido continuidad por parte de la Administración.
"Lo único que cuenta es la pastilla o la reclusión en centros privados", se lamenta Girón. "No se valora que un enfermo y su familia con apoyo puede salir adelante, en lugar de hincharles de medicamentos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.