Atracado y arruinado
Unos ladrones revientan la caja fuerte de una joyería de Narváez - El dueño del comercio carece de seguro y no puede hacer frente a las pérdidas
Juan Sánchez de las Matas, un humilde joyero de la calle de Narváez (distrito de Salamanca), está en la ruina desde la madrugada del jueves. Ese día unos ladrones entraron al interior de su establecimiento y se lo vaciaron. Utilizaron una lanza térmica con la que reventaron la caja fuerte y se llevaron todas las alhajas que tenía. Las suyas y las depositadas por sus clientes. Como no tenía seguro, tendrá que hacer él frente a todos los gastos. Ahora se debate entre seguir o cambiar de profesión. "Estoy destrozado y necesito tiempo para pensar y saber qué hago", afirma con voz destrozada.
La joyería Matas, situada en el número 6 de la calle de Narváez, fue inaugurada por el padre de Juan Sánchez de las Matas en 1951. Siempre ha sido un pequeño negocio familiar que ha atendido a los vecinos de las calles cercanas al establecimiento. "Es muy pequeño. No tiene más de 10 metros cuadrados para atender al público y guardar las joyas", reconoce su actual propietario, que siempre ha trabajado en el sector de la joyería. "Mientras mi padre llevaba la tienda, yo trabajaba para otras personas. Pero cuando se jubiló me hice cargo del negocio, del que ahora vive mi familia", afirma. Eso fue en el año 1995.
La desgraciada noticia llegó la madrugada del jueves. Unos ladrones forzaron la puerta y accedieron al interior. Lograron desconectar el sistema de alarmas y rompieron la caja fuerte que estaba empotrada en una pared. Para ello utilizaron una lanza térmica, según las primeras investigaciones de los especialistas de la Policía Científica. Terminaron destrozando todo el local.
Los delincuentes se llevaron todas las joyas que había en la caja y las que estaban guardadas en los expositores. Sánchez de las Matas desconoce aún el montante exacto de lo sustraído. No ha tenido ánimos para hacer el inventario y poder dar así una cifra a la policía. "Cuando me encuentre con fuerzas haré una ampliación de la denuncia con la cantidad total", añade.
Lo peor es que el propietario de la joyería Matas no tiene seguro porque no podía hacer frente a la prima que le cubría los robos. El dinero que hay que pagar en un negocio de tanto riesgo ronda los 20.000 euros al año, una cantidad que en la actualidad Juan no tenía. "Si lo hubiera pagado no sé de qué habría vivido mi familia. Eso es lo que gano yo al año y no me lo puedo permitir", concluye el empresario. "Los joyeros somos personas corrientes que no estamos forrados de dinero, como podría pensar más de una persona. Tengo un negocio para vivir y ahora estoy arruinado. Todavía no he decidido qué haré con el local y si seguiré con él. Son malos momentos para pensar", reconoce.
Ahora tendrá que pagar, al menos, las joyas que le depositaron los clientes para arreglos. No sabe cuánto será. "He recibido el apoyo de todos mis compañeros del Gremio de Joyeros, que me han dado muchos ánimos. Pero lo más triste es que no hay voluntad política para acabar con lo que está ocurriendo. Aquí delinquir resulta muy barato. A muchos les merece la pena", afirma.
Los joyeros han sufrido 20 robos en lo que va de año, según informó ayer el Gremio de Joyeros y Plateros de Madrid, que ha pedido un endurecimiento de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, de forma que los detenidos por robos continuados ingresen en prisión, para combatir de este modo la reincidencia. "Desgraciadamente, las instituciones se preocupan más por ofrecer una imagen idílica de la seguridad de nuestra sociedad que por sentir y compartir el sufrimiento de las personas que, como Juan, hoy se sienten olvidados, arruinados y sin esperanzas", explicó el secretario general del Gremio, Armando Rodríguez.
El Gremio ha intentado, sin éxito, contactar con los responsables de la Delegación del Gobierno en Madrid para exponerles sus problemas.
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